Paraguay es el principal distribuidor de marihuana de Argentina, Brasil, Chile y Uruguay. Foto: Senad
Paraguay se ganó la reputación de uno de los principales productores y distribuidores de marihuana del mundo. Sin embargo, no se había ahondado en las consecuencias que esto trae consigo y cómo impacta a los que integran el peldaño más bajo en toda la estructura criminal: los campesinos.
“El panorama es muy triste. Con los campesinos en situación de pobreza extrema y el negocio controlado por brasileños”, dijo al respecto Guillermo Garat, autor de la investigación “La tierra escondida: examen del mayor productor de cannabis de América del Sur”, quien habló con BBC Mundo al respecto.
El investigador explicó que los campesinos son explotados en condiciones “casi feudales”. Esto los convierte en los más vulnerables de todo es esquema; son los que más trabajan y menos ganan.
Garat mencionó que las condiciones de extrema pobreza a las que se enfrentan los trabajadores del campo, hacen que se queden sin opciones y se vean obligados a dedicarse al cultivo de la marihuana, que actualmente está presente en ocho departamentos del centro y norte de ese país, extendiéndose por unas 8.000 hectáreas, según los datos de la Policía Nacional.
“La falta de políticas agrarias, la pobreza, las fragilidades y la ausencia de perspectivas para la población rural hicieron que poco a poco, y cada vez con menos disimulo, jóvenes campesinos se vincularan al cultivo de marihuana regentado por los ‘socios’, como llaman a los intermediarios que compran la cosecha”, sentenció.
Los que en realidad se quedan con las ganancias en el negocio del narcotráfico son los comandos brasileños, que comptan el 80 % de la marihuana producida en el país según los datos de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad). Estos grupos armados obtienen entre 1.500 a 2.000 dólares por cada kilo de marihuana.
Las guerras de territorios entre los capos brasileños, hacen que las tasas de asesinatos se disparen en los departamentos donde se cultiva marihuana.
A esto se suma la corrupción en varios sectores del Gobierno, que permitieron que Paraguay vaya escalando posiciones en el negocio del narcotráfico a nivel mundial.
“La democracia en Paraguay depende mucho de ciertas actividades ilícitas”, dijo al respecto el senador Arnoldo Wiens, quien fue entrevistado durante la inviestigación de Garat.
El legislador reconoció que, “la protección se retribuye con dinero para las campañas electorales, y eso redunda en cierta inmunidad”.
Según el autor del libro sobre el narotráfico en Paraguay, es la corrupción lo que completa la lista de condiciones que garantizó el éxito de la producción de cannabis.
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“El panorama es muy triste. Con los campesinos en situación de pobreza extrema y el negocio controlado por brasileños”, dijo al respecto Guillermo Garat, autor de la investigación “La tierra escondida: examen del mayor productor de cannabis de América del Sur”, quien habló con BBC Mundo al respecto.
El investigador explicó que los campesinos son explotados en condiciones “casi feudales”. Esto los convierte en los más vulnerables de todo es esquema; son los que más trabajan y menos ganan.
Garat mencionó que las condiciones de extrema pobreza a las que se enfrentan los trabajadores del campo, hacen que se queden sin opciones y se vean obligados a dedicarse al cultivo de la marihuana, que actualmente está presente en ocho departamentos del centro y norte de ese país, extendiéndose por unas 8.000 hectáreas, según los datos de la Policía Nacional.
“La falta de políticas agrarias, la pobreza, las fragilidades y la ausencia de perspectivas para la población rural hicieron que poco a poco, y cada vez con menos disimulo, jóvenes campesinos se vincularan al cultivo de marihuana regentado por los ‘socios’, como llaman a los intermediarios que compran la cosecha”, sentenció.
Los que en realidad se quedan con las ganancias en el negocio del narcotráfico son los comandos brasileños, que comptan el 80 % de la marihuana producida en el país según los datos de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad). Estos grupos armados obtienen entre 1.500 a 2.000 dólares por cada kilo de marihuana.
Las guerras de territorios entre los capos brasileños, hacen que las tasas de asesinatos se disparen en los departamentos donde se cultiva marihuana.
A esto se suma la corrupción en varios sectores del Gobierno, que permitieron que Paraguay vaya escalando posiciones en el negocio del narcotráfico a nivel mundial.
“La democracia en Paraguay depende mucho de ciertas actividades ilícitas”, dijo al respecto el senador Arnoldo Wiens, quien fue entrevistado durante la inviestigación de Garat.
El legislador reconoció que, “la protección se retribuye con dinero para las campañas electorales, y eso redunda en cierta inmunidad”.
Según el autor del libro sobre el narotráfico en Paraguay, es la corrupción lo que completa la lista de condiciones que garantizó el éxito de la producción de cannabis.
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