El sábado se realizó un allanamiento en la celda del narcotraficante Tomás Rojas, alias “Toma'i”, quien estaba alojado en el pabellón conocido como “VIP” dentro de la cárcel de Tacumbú, donde los internos pagan fuertes sumas de dinero para tener un trato preferencial. Los intervinientes descubrieron que desde ese sitio el preso manejaba una estructura de narcotráfico de cocaína que iba al Brasil. También fue allanada la celda de Carlos Caballero, alias "Capilo", en la Agrupación Especializada. Por un error en la trasmisión de la información se divulgó inicialmente que ambos procedimientos se desarrollaron en Tacumbú.
Ante la publicación de este caso, en forma inmediata el Ministerio de Justicia, a través de la Dirección General de Establecimientos Penitenciarios (DGEP), emitió un comunicado desmintiendo dos hechos: el primero, que "Capilo" esté en que en la cárcel de Tacumbú, y el segundo, que dentro del penal existan pabellones “VIP”. “Los internos procesados por narcotráfico se concentran en un solo sector del penal, por los niveles de seguridad y de control que precisan este tipo de reclusos. Dicho pabellón cuenta con custodia policial permanente, además de los agentes del Servicio Nacional Penitenciario”, dice una parte del comunicado del Ministerio de Justicia.
Sin embargo, el fiscal Carlos Alcaraz confirmó que al llegar al penal fue hasta el lugar donde están los narcos presos y se encontró con un portón cerrado con candado que estaba custodiado no por un policía ni guardiacárcel, como expresa el comunicado del Ministerio de Justicia. “En la puerta estaba un interno que hacía de guardia y era él quien da el paso al pabellón; no hay guardias del penal en ese sector”, dijo el fiscal. También apuntó el agente del Ministerio Público que en el pabellón no ingresan los guardias del penal; todo es privado y, en ese sentido, sí tiene razón el comunicado de la DGEP al señalar que los niveles de seguridad en ese sector son altos, pero para que los presos no sean molestados.
El fiscal Alcaraz resaltó que cuando entró en la celda de “Toma'i” encontró cinco teléfonos, tres de los cuales estaban sobre su cama, lo que demuestra que el interno no tiene se preocupa siquiera en esconder nada, ya que es quien manda en el lugar. Aparte de eso, el narco tenía en una especie de “caja chica” G. 10 millones para sus gastos. Dentro de la habitación, el preso cuenta con un somier, heladera, ropero, escritorio y acondicionador de aire. Ninguno de estos privilegios es gratis; evidentemente existe algún tipo de pago a todos, empezando por los mismos presos que hacen de guardias hasta las autoridades del penal que hacen la vista gorda a este tipo de situaciones.
Mientras estos internos tienen todo tipo de lujos, el resto de la población penal vive en total precariedad: duermen en los pasillos húmedos, no tienen camas, frazadas y sobreviven como pueden.
Abc
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