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lunes, 16 de enero de 2017

Cerro Kõi, maravilla mundial a 24 kilómetros de la capital

En la ciudad de Areguá, al costado de la ruta que lleva hasta el centro de la ciudad, se yergue el cerro Kõi, donde abundan las areniscas columnares formadas hace millones de años; rocas sedimentarias que solo pueden ser encontradas en su estado natural en Canadá, en Sudáfrica –donde son Patrimonio de la Humanidad– y en Paraguay, donde el cerro fue declarado por su rareza científica como Monumento Natural en 1993, reserva protegida por Ley Nº 179.

La entrada es resguardada por dos guardaparques. Uno de ellos es Edilio Suárez, oriundo de Bahía Negra. Hace unos años abundaban las denuncias de asaltos, robos e incluso violaciones en este lugar. "Se han logrado erradicar esos problemas. Nosotros tenemos comunicación directa con la Policía Nacional", revela el joven guardaparque, quien también cumplió esta misma función en el Parque Nacional Defensores del Chaco, donde se encuentra el cerro León.

En camino. Antes de iniciar el ascenso hasta la cima, el encargado del lugar indica el sitio de descanso del cual dispone el predio. Consiste en una mesada larga con bancos a los costados para disfrutar del refrigerio precaminata. También dispone de una pequeña parrilla para un miniasado. Los vegetarianos pueden pensar en opciones de uso. "Acá pueden venir a pasar el día incluso. Lo único que no está permitido es poner ruidos fuertes, consumir bebidas alcohólicas y dejar el lugar lleno de basura", explica el guía.

Al adentrarse en el sendero que va ascendiendo uno puede ver la vegetación que lo rodea. Edilio comenta que hay distintos tipos de animales, como hurones, armadillos, reptiles, liebres, zarigüeyas y otras especies animales. Incluso algunos visitantes afirman haber visto venados.

"La gente viene por dos motivos. La mayoría por los miradores naturales. Desde la cima se puede ver todo el paisaje y las ciudades que están cerca, además del cerro Patiño y el lago Ypacaraí. Los que entienden de geología vienen por las rocas", describe Suárez. Mientras recorre el camino junta con sus manos la basura que visitantes inconscientes tiraron.

En las rocas. En la década del 90 el cerro sufrió de una depredación indiscriminada. Sus rocas eran extraídas para ser utilizadas en empedrados. Según las denuncias periodísticas de esos años, el ex general Lino Oviedo era uno de los que estaban detrás de este negocio. Cuando la extracción se detuvo, una buena parte del cerro quedó al descubierto, lo que permitía apreciar las formas de las areniscas en un murallón imponente a la vera del camino.

"Esa es una de las cosas que llaman la atención a los visitantes. En los otros lugares del mundo solo se pueden ver esas formaciones de manera superficial, en cambio acá se pueden ver a flor de piel, por así decirlo", explica el guía turístico, añadiendo el dato de que el sitio fue utilizado como cantera durante cuatro décadas aproximadamente.

Siguiendo con las cifras, cuenta que el año pasado ingresaron al sitio 17.300 personas, recibiendo en un día de mucho movimiento unos 300 turistas. Al año, la mayor cantidad de visitantes llega durante los días de invierno, revela.

Llegar a la cima tiene su recompensa y cada gota de sudor vale. Ante la imponente vista, Edilio reflexiona y señala que faltan algunas cosas en el lugar. Por ejemplo, debería contar con más señalizaciones, carteles interpretativos, trípticos informativos y más personal. Detalles que mejorar para disfrutar más de esta maravilla.

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