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domingo, 28 de julio de 2013

Itaipú: Paraguay es víctima de los abusos financieros del Brasil

No deja de ser una ironía que el Gobierno del Brasil haya decidido estafar al Paraguay mediante abusos financieros típicos de los países que protegen legalmente los centros financieros mafiosos. Si no fuera por esos abusos, la parcela de la deuda que le corresponde pagar al Paraguay ya habría sido saldada. 

La negativa brasileña a discutir de nuevo la deuda se sustenta en la conocida cantinela de que el Paraguay no pondría un solo dólar para la construcción de la usina: “solo el agua”. Pero Paraguay es legítimo propietario de la mitad del emprendimiento energético binacional, ya que “solo el agua” que pone mueve 9 de las 18 turbinas motrices, y no solo está pagando su costo de construcción, sino que ha hipotecado a perpetuidad miles de hectáreas de sus ubérrimas tierras. El nuevo gobierno paraguayo debe agotar todas las instancias internacionales para que termine este cruel despojo que el Brasil aplica al Paraguay.

En los tiempos que corren, no deja de ser una ironía que el Gobierno del Brasil haya decidido estafar a la República del Paraguay mediante abusos financieros típicos de los países que protegen legalmente los centros financieros mafiosos, cínicamente aplicados al costo final de la construcción de la represa hidroeléctrica binacional de ITAIPÚ.

El informe sobre la deuda del emprendimiento binacional rendido al Gobierno nacional por el doctor Jeffrey Sachs y su equipo de expertos, en coincidencia con uno anterior de la Contraloría General de la República, sostiene taxativamente que si no fuera por los abusos financieros perpetrados unilateralmente por las autoridades brasileñas de la dirección financiera del ente binacional, la parcela de la deuda que le corresponde pagar al Paraguay ya habría sido saldada.

Como era de esperar, las autoridades brasileñas del ente se han reafirmado en su posición de que la deuda, tal como está oficialmente estructurada, “de común acuerdo entre las partes”, es legal y legítima, habida cuenta de que el gobierno del expresidente Juan Carlos Wasmosy la había aceptado en su oportunidad y que, por tanto, debe ser cumplida a rajatabla. La negativa brasileña a discutir de nuevo la deuda se sustenta en la conocida cantinela que le sirvió a ese país para que paraguayos vendepatrias le aceptaran las condiciones leoninas del Tratado: que Paraguay no pondría un solo dólar estadounidense para la construcción de la usina; “solo el agua”.

Pero Paraguay, como legítimo propietario de la mitad del emprendimiento energético binacional, no solo está pagando su costo de construcción, sino que ha hipotecado a perpetuidad miles de hectáreas de sus ubérrimas tierras del Alto Paraná y Canindeyú para albergar el colosal embalse de la represa. Y mucho más que todo eso, aporta, sin solución de continuidad, la mitad del caudal hídrico del río Paraná, como la fuerza hidráulica que mueve las 18 turbinas generadoras de la energía eléctrica que la usina produce. Para tener idea de este aporte de capital paraguayo a ITAIPÚ, basta considerar que “solo el agua” que Paraguay aporta 24 horas por día, 365 días al año, mueve 9 de las 18 turbinas motrices. Los 9 generadores a ellas acoplados generan en promedio unos 45.000.000 MW/año, que a precios corrientes de mercado de unos US$ 125/kWh dan la friolera de US$ 5.625.000.000/año; suma que debería estar recibiendo en estos momentos si no mediara el abuso financiero del Brasil, que el gobierno del presidente electo Horacio Cartes debe reclamar ante los tribunales internacionales de justicia porque el Gobierno brasileño se obstina en no revisar los abusos cometidos en la estructuración y consolidación final de la deuda del ente binacional.

No es admisible que Brasil, como socio más rico, haya asumido voluntariamente la responsabilidad de avalar los préstamos internacionales con tasas de interés corrientes de mercado, y decidir unilateralmente prestarle su propio dinero, pero a tasas de interés usurarias y hasta doblemente indexadas, con lo que la usina hidroeléctrica de ITAIPÚ pasó a costar el doble de lo que debiera haber costado si los créditos hubieran provenido de fuentes de financiamiento no brasileñas. Con perjuicio solo para Paraguay, pues, mediante las leoninas cláusulas del Tratado, el Brasil compensa con creces lo que le cuesta pagar su mitad de la deuda inflada llevándose la mayor parte de la energía de propiedad paraguaya a precio ínfimo.

El enorme abuso financiero perpetrado por el Gobierno brasileño para maximizar el costo final de la usina, totalmente al margen de los estándares internacionales, le produjo como prestamista usurario la friolera de miles de millones de dólares de ganancia, como queda consignado en el informe del doctor Sachs. No satisfecho con su colosal abuso financiero, Brasil compró a precio pichincha el 95 por ciento de la electricidad que produjo la represa desde su puesta en marcha. Es decir, ganó por partida doble: con intereses usurarios se llevó más dinero que lo que demandó la inversión directa de la usina y, mediante lo segundo, una suma igualmente extraordinaria en la compraventa de energía que produce la represa, como lo demuestra con meridiana claridad el informe Sachs.

Esta es la verdad de la milanesa. Esto es lo que redondea en cifras concretas el fabuloso negoción que el Brasil hizo a costillas de Paraguay y que hasta ahora los brasileños se emperran en negar que exista y continúan insistiendo en que Paraguay no puso nada, cuando la verdad es que Paraguay puso tanto o más que Brasil, pues ha sufrido mayor inundación territorial que el vecino y socio.

El nuevo gobierno no debe dudar ni un instante de la legitimidad de la lucha del Paraguay en Itaipú, y agotar todas las instancias internacionales para que termine este cruel despojo que el Brasil aplica a nuestro país y nos devuelva todo el dinero que nos sustrajo en forma tan inescrupulosa.


Fuente: ABC Color

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