Una desagradable experiencia vivieron este lunes miembros de la familia Burgos Benítez, del barrio San Blas de Loma Pyta, al ser víctimas de avivados.
De acuerdo con el relato de la familiares con la prensa, la señora María Benítez de Burgos recibió esta tarde la llamada de alguien que se hizo pasar por su sobrino Carlos Galeano, quien vive en Ciudad del Este. El hombre pidió a “su tía” una ayuda económica de G. 1 millón para que lo liberen, pues mencionó haber cometido un accidente de tránsito en el kilómetro 7 de la ciudad esteña y se encontraba en el calabozo.
El “sobrino” dio un número de teléfono celular de un supuesto oficial de apellido Lezcano que le requería la suma para que lo deje en libertad. La historia convenció a la señora Benítez, quien pidió a sus hijos hacer tres giros de dinero que totalizaron G. 832.000.
Tras la transferencia monetaria, el “sobrino” llamó nuevamente para avisar que ya se encontraba en poder de la Fiscalía, y que iría a Asunción, llevado por agentes del Ministerio Público. Enseguida llamó un sujeto que dijo ser chofer de la Fiscalía, pidiendo la suma de G. 200.000 para la compra de alimentos porque Galeano “se moría de hambre”.
Este nuevo pedido hizo dudar a la familia, por lo que trataron de ubicar nuevamente a Carlos Galeano, pero desde un número de celular que la familia tenía agendada. Efectivamente dieron con el verdadero sobrino, quien aseguró nunca haber sufrido ningún accidente y que se encontraba en su vivienda de Ciudad del Este.
Varios de los números telefónicos desde los cuales se hicieron la llamada a la familia Burgos Benítez ahora están apagados. Lo irónico en que desde uno de los números el sobrino falso sigue llamando para decir que hubo un malentendido y que les devolverá el dinero mañana martes en Ñemby.
La denuncia fue radicada en la Comisaría 12° Metropolitana. Los que estafadores conocían a varios miembros de la familia, como la hija de la víctima, Carina Burgos y su yerno Daniel Noguera.
Familiares contaron el caso para que otros no caigan en el mismo juego de los que realizan este tipo de llamadas, que en muchos casos son hechos desde las mismas penitenciarías, según la Policía Nacional.
Abc
De acuerdo con el relato de la familiares con la prensa, la señora María Benítez de Burgos recibió esta tarde la llamada de alguien que se hizo pasar por su sobrino Carlos Galeano, quien vive en Ciudad del Este. El hombre pidió a “su tía” una ayuda económica de G. 1 millón para que lo liberen, pues mencionó haber cometido un accidente de tránsito en el kilómetro 7 de la ciudad esteña y se encontraba en el calabozo.
El “sobrino” dio un número de teléfono celular de un supuesto oficial de apellido Lezcano que le requería la suma para que lo deje en libertad. La historia convenció a la señora Benítez, quien pidió a sus hijos hacer tres giros de dinero que totalizaron G. 832.000.
Tras la transferencia monetaria, el “sobrino” llamó nuevamente para avisar que ya se encontraba en poder de la Fiscalía, y que iría a Asunción, llevado por agentes del Ministerio Público. Enseguida llamó un sujeto que dijo ser chofer de la Fiscalía, pidiendo la suma de G. 200.000 para la compra de alimentos porque Galeano “se moría de hambre”.
Este nuevo pedido hizo dudar a la familia, por lo que trataron de ubicar nuevamente a Carlos Galeano, pero desde un número de celular que la familia tenía agendada. Efectivamente dieron con el verdadero sobrino, quien aseguró nunca haber sufrido ningún accidente y que se encontraba en su vivienda de Ciudad del Este.
Varios de los números telefónicos desde los cuales se hicieron la llamada a la familia Burgos Benítez ahora están apagados. Lo irónico en que desde uno de los números el sobrino falso sigue llamando para decir que hubo un malentendido y que les devolverá el dinero mañana martes en Ñemby.
La denuncia fue radicada en la Comisaría 12° Metropolitana. Los que estafadores conocían a varios miembros de la familia, como la hija de la víctima, Carina Burgos y su yerno Daniel Noguera.
Familiares contaron el caso para que otros no caigan en el mismo juego de los que realizan este tipo de llamadas, que en muchos casos son hechos desde las mismas penitenciarías, según la Policía Nacional.
Abc
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