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miércoles, 17 de febrero de 2016

Gesto de una hermana mayor

Rosana, la mayor de tres hermanos, decidió cargar sobre sí la responsabilidad de hacer todo lo que esté a su alcance por su hermana menor, quien sufría insuficiencia renal. Para evitarle el suplicio de la hemodiálisis, decidió donarle uno de sus riñones.

Rosana Elizabeth Sánchez, de 29 años de edad, fue quien decidió entregarle uno de sus riñones a su hermana Cindy Micaela Sánchez, de 19 años, quien fue diagnosticada con insuficiencia renal en 2015 y debía someterse a sesiones de hemodiálisis para continuar viviendo.

El trasplante se concretó ayer, luego de una operación que se inició en el Hospital de Clínicas a las 07:00 y culminó alrededor de las 09:00, según comentó la propia donante, quien se mostró contenta y satisfecha tras su gesto de amor, en contacto la prensa.

Al referirse a sus motivaciones para decidir despojarse de uno de sus órganos por su hermana menor, mencionó que “no aguantaría verle así”, haciendo referencia al suplicio por el que pasan los pacientes renales para someterse a los tratamientos de por vida. “Salió en los exámenes que tenía insuficiencia renal crónica y le dijeron que debía hacerse un trasplante; ahí decidí (donarle un riñón)”, refirió.

Recordó que todo comenzó cuando empezó a sentir los primeros síntomas a mediados del año pasado. “Nos empezamos a dar cuenta en agosto del año pasado y decidieron hacerle las pruebas... Sí o sí necesitaba un donante”, aseveró. Comentó que son tres hermanos en la familia, que vive en Mariano Roque Alonso, y que ella tomó la responsabilidad como hermana mayor. “Tomé la decisión desde el momento en que se dijo que necesitaba un trasplante, ahí ya decidí...”, insistió.

Tras su cirugía, Cindy Micaela permanece en terapia, bajo observación. “No tiene acceso para hablar con nadie, ni con los familiares”, señaló al tiempo de indicar que los padres y hermanos conversan con ella a través de una ventana de vidrio, por medio de señas. Sobre el pronóstico en torno su estado de salud, mencionó que “ella está muy bien, está muy excelente”. Ahora solo queda aguardar el momento en que la familia pueda reunirse nuevamente, esta vez ya con las esperanzas renovadas.

Al consultársele si en algún momento sintió algún temor al momento de donar, Rosana mencionó que “no tuve miedo en ningún momento de la operación”. Reconoció, sin embargo, que tenía mucha ansiedad ante la posibilidad de que algo salga mal, “pero miedo a que me quiten un riñón, no”. La joven comentó que es profesora de danza en un colegio, adonde volverá a sus actividades luego de unos días de descanso. Volverá a enseñar, como lo hacía habitualmente, pero esta vez con un testimonio ejemplar de por medio y la satisfacción de haber dado parte de sí misma por su hermana de 19 años.

Abc

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