Silva fue la enorme figura cerrista (AFP)
Sin duda alguna, Antony fue la mejor exposición que tuvo el equipo de Farías, que al inicio del lance se mostró equilibrado en el campo.
Dejó que el local se haga protagonista, pero en esa espera permitió que el cardenal creciera en su dominio territorial, hasta el punto de incurrir en monólogo.
Cerro no tenía expresión en ataque. Ni Leal ni Beltrán estaban para dar algún golpe; de hecho el cuadro paraguayo apostó a guarecerse atrás y salir de contra, aunque hipotecando su tranquilidad porque sufrió el asedio local.
Los de Pelusso, paralelamente a la intensa labor de avanzada no supo ser eficiente y terminó pagando el precio de sus impericias.
Falló innumerables chances y cuando acertaba la dirección de los disparos, Silva respondía a la altura necesaria, elevando a la máxima potencia su concentración para salvar a los suyos de la que habría sido una derrota, y que a juzgar por el trámite no habría sido injusta.
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