En primer lugar comentaron que el contacto fue con una persona que se hacía pasar por el manager de importantes figuras futbolísticas de Europa, Alain Migliaccio, quien nunca apareció en escena y que posteriormente se dijo que fue cambiado. Se pensaba invertir una fuerte suma por un equipo de Odesa que estaba último en la tabla y los pagos iban a ser altas sumas más las gratificaciones.
El 31 de diciembre, Rolando Chilavert y su hijo Iván, llegan a la ciudad de Odesa. En el aeropuerto le espera otra persona que no estaba en los planes. Se trata del español Fernando Martínez Vela, pero que en ese momento no sabían su apellido, solo el nombre Fernando.
Posterior a eso, recorrieron las instalaciones deportivas donde se publicaron las fotografías y videos del hecho. Culminado esto, van hasta la casa del hombre ya que quería que Rolando firme un álbum de figuritas. Allí Martínez advirtió la presencia de una persona a la que se lo llamaba General, "quien era la ley en Odesa" y de quien no sabían su nombre.
El 1 de enero fueron al bar que solamente "abre solo para este personaje" y el acuerdo de los montos empezó a declinar ya que revelaron los montos iban a sufrir variaciones por "los impuestos", pero que no iban al fisco ucraniano, sino que iban directo para el General.
Se presenta este sujeto con un gran resguardo de centinelas que estaban por el perímetro y dentro de las instalaciones de este local de bebidas. Hubo un brindis en medio y el acompañante del General aclaró a los paraguayos que el que viene a buscar trabajo, debe pagar la cuenta de los invitados.
La explosión, la saña y los cambios de ánimos surgieron cuando Rolando e Iván proponen pagar la cuenta en dólares. A regañadientes aceptan, pero según ellos, pagaron mucho más de lo que en verdad valía todo lo que compraron. La gota que colmó el vaso fue que se negaran a un masaje.
"De allí Fernando nos lleva a un restaurante peruano y nos insulta por nuestro comportamiento. 'Se merecen bala', nos dijo", explicó Iván. Confusos y ya con temor continuaron pasando la noche en la ciudad. En todo momento tenían comunicaciones con sus familiares.
El día de los videos viralizados, se produjo en la madrugada del 3 de enero. Allí nuevamente aparece el General que los obliga, con sus guardaespaldas armados, a que tomen bebidas alcohólicas mezcladas. A partir de ese momento ya no recuerdan más nada.
En la mañana se despiertan en un hotel en un charco de orina y sin las prendas de vestir, ni los pasaportes o dinero. Martínez, quien continuaba agresivo y amenazante, les muestra el video humillante y les dice que los materiales valdrían millonadas.
En Paraguay, el hermano de Iván realiza la denuncia y da aviso a las autoridades sobre la pérdida de documentos. Por alguna razón, de esto se enteran los captores y amenazan con asesinarlos si es que no retiraban la denuncia de supuesto secuestro, sin embargo, aclararon que era solo una notificación de la pérdida de los documentos.
Ambos tenían posibilidades de comunicarse por celular, sin embargo, en un momento, los diálogos lo hacían en guaraní. Se pautó una reunión con las autoridades diplomáticas paraguayas en el hotel para que puedan juntarse con los compatriotas retenidos, pero los mafiosos lo emplazaron con 30 minutos nada más.
Terminó esta asamblea y cada vez las amenazas acrecentaban. Los dejan solos en el hotel y en una maniobra temeraria, diplomáticos paraguayos llegan hasta el sitio para decirles que salgan de inmediato del edificio y aborden un vehículo que viajó a alta velocidad en la nieve hasta la sede honoraria de Paraguay en Ucrania.
En ese Consulado, le otorgaron pasaportes de emergencia y viajaron acompañados de las autoridades paraguayas hasta el país. "Agradecemos infinitamente a todos que hicieron posible el rescate", mencionó Iván.
noticiaspy
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