Paraguay fue víctima de una injusta y arbitraria decisión durante la cumbre del Mercosur realizada en Mendoza, Argentina, el 29 de junio del 2012, en donde las mandatarias Cristina viuda de Kirchner, de Argentina, y Dilma Rousseff de Brasil, así como el presidente uruguayo José "Pepe" Mujica, decidieron suspender a nuestro país en el bloque porque el viernes 22 de junio de aquel año fue enjuiciado y destituido el presidente Fernando Lugo, a quien el Congreso Nacional lo halló culpable del delito de mal desempeño de funciones.
A esa determinación se agregó la decisión de incorporar por la fuerza y en forma ilegal a Venezuela como miembro pleno del Mercosur en reemplazo de nuestro país.
En la cumbre de Mendoza se consideró que Fernando Lugo fue objeto de un “golpe” constitucional, excusa utilizada para poner en marcha contra Paraguay planes de la actual Triple Alianza integrada por Brasil, Argentina y Uruguay.
La suspensión de Paraguay y el forzado ingreso de Venezuela al bloque formó parte de un proyecto comercial, principalmente brasileño y argentino, que buscaba concretar masivas inmediatas ventas de todo tipo de productos al régimen venezolano.
Después de la incorporación ilegal y arbitraria de Venezuela al Mercosur, Brasil y Argentina vendieron aviones, armas, proyectiles y una diversidad de productos al entonces dictador venezolano Hugo Chávez, cuyo régimen compró de todo, hasta agua y aire, porque su país ya no producía nada, salvo el petróleo, ese líquido aceitoso e inflamable que no se puede beber ni masticar.
Hasta hoy Venezuela sigue con sus enormes interminables compras de alimentos, medicamentos, electrodomésticos, principalmente de Brasil, según registros oficiales divulgados por medios oficiales de esa nación caribeña.
Al sancionar a Paraguay, Dilma, Cristina y Pepe prometieron en aquella cumbre de Mendoza que el levantamiento de la suspensión a nuestro país se daría después de la elección de un nuevo Presidente de la República paraguayo, en comicios libres, transparentes y con gran participación ciudadana.
Pasaron los días, semanas, meses y cambió la situación en la región: murió Hugo Chávez en Venezuela, en donde después juró y asumió como nuevo presidente Nicolás Maduro tras ganar con trampas las elecciones del 14 de abril, según denuncias de sus compatriotas. Maduro es presidente pero sin la legitimidad necesaria pues tiene en su contra a la mitad de su país que lo acusa de usurpador y ladrón de votos.
Llegó el domingo 21 de abril y ese día en nuestro país arrasó Horacio Cartes para sorpresa e incredulidad de centenares de observadores internacionales que presenciaron y comprobaron el desarrollo de una jornada electoral pacífica, brillante, ejemplar. La fiesta cívica de aquel domingo no fue lo esperado por docenas de comisionados llegados con la idea de presenciar unos comicios incidentados y plagados de irregularidades, sin imaginarse que los paraguayos nos comportamos superbién en el día de una votación nacional.
Y así, el nuevo mandamás débil e ilegítimo Maduro ahora funge como jefe del gobierno de Venezuela visitando capitales de países del Cono Sur anunciando que el junio que viene asumirá como nuevo presidente del Mercosur.
Y mientras Maduro realiza su gira por Buenos Aires, Montevideo y Brasilia, el presidente electo de Paraguay espera la larga transición para asumir el 15 de agosto y después tomar las riendas del país, teniendo como una de sus prioridades mantener a Paraguay dentro del Mercosur porque, como dijeran los miembros del ala económico de su equipo de transición, nuestro país no puede mudarse ni abandonar el bloque y menos pelear o andar mal con sus vecinos porque la nación guaraní, con sus empresas y consorcios, vive, se alimenta y respira través de los ríos que atraviesan la Argentina y las rutas que pasan por Brasil.
Por su ubicación y condición de país mediterráneo, Paraguay está condenado a convivir con sus vecinos y formar parte del Mercosur, bloque al que retornará próximamente porque ya desaparecieron las causales invocadas por los integrantes de la Triple Alianza cuando justificaron la abrupta incorporación de Venezuela, pese a la negativa del Congreso Nacional paraguayo.
Pero el escenario y la situación regional cambiaron en el 2013 porque ya no está Hugo Chávez y Paraguay cuenta con un legítimo presidente electo que prometió mantener a Paraguay en el Mercosur, en donde los integrantes de la Triple Alianza le saludaron y dieron la bienvenida.
A esos gestos que forman parte de una nueva realidad política, se suman las futuras incorporaciones de flamantes senadores y diputados electos que prometieron trabajar en forma mancomunada con el nuevo gobierno del presidente Cartes a fin de retornar al Mercosur utilizando muchos recursos y beneficios no aprovechados hasta ahora por Paraguay.
De esa forma, el presidente y los legisladores electos deberán cumplir el mandato que dio el pueblo paraguayo aquel 21 de abril, de cambiar el rumbo político del país hacia lo conveniente y necesario.
Después de la instalación del nuevo Congreso, el Poder Legislativo deberá rever la negativa al ingreso venezolano al Mercosur porque hoy día, con la muerte de Hugo Chávez, el sangriento totalitarismo chavista bolivariano terminó y el gobierno de Maduro no tiene y carece de la fuerza totalitaria que poseía el entonces tirano comandante.
Las condiciones futuras están dadas para que Paraguay retorne con plenitud al Mercosur junto a una Venezuela con la que se podría llevar adelante intercambios que busquen y logren la extinción total de las dictaduras y la consolidación democrática en los países de la región.
Si esas son las proyecciones políticas para los próximos meses, ¿Podríamos esperar ver a Paraguay dentro del Mercosur después del 15 de agosto?
¿Votará el nuevo Congreso paraguayo a favor de Venezuela para legalizar su ingreso al Mercosur?
¿Paraguay y Venezuela restablecerán relaciones diplomáticas después de la asunción del presidente Horacio Cartes?
¿Volverá la normalidad en el seno del Mercosur?
¿Cuándo se volverá a realizar una cumbre del Mercosur en Asunción?
No hay comentarios:
Publicar un comentario