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domingo, 5 de mayo de 2013

Siete cajas, la película milagro de Paraguay

La cinta dirigida por Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori se ha convertido desde su estreno en Paraguay en agosto de 2012 en la película más taquillera de aquel país.

Explican los directores de este original y bien construido thriller que siempre tuvieron en mente que el público paraguayo se viera reflejado en la cinta y, al mismo tiempo, que comprobara que el cine no es, como muchos consideran allí, aburrido. A la vista de los resultados, está claro que superaron ambos objetivos con creces. 
“Siete cajas”, que fue presentada en el festival de cine de San Sebastián donde recibió el premio “Cine en construcción”, garantizando con ello la finalización de un proyecto que había comenzado en 1992, se ha convertido en poco tiempo en la película más taquillera de aquel país, por delante de Titanic, que tuvo en su día 150.000 espectadores. Schémbori confirma que el paraguayo siente como suya la película, de modo que “gente que hace 25 años que no iba al cine ha ido a verla”. 

El fenómeno, que no tiene nada de sobrenatural porque lo cierto es que la cinta es una delicia en todos los aspectos, puede que no alcance en España, donde acaba de estrenarse, los registros de su país natal, pero a buen seguro será capaz de atraer a los amantes del cine original que no tiene complejos en ser, además, entretenido, y ello a pesar de que no son muchas las salas en las que puede verse en todo el país. 
En Madrid, por ejemplo, sólo son tres o cuatro y, además, de versión original subtitulada porque la película está rodada en lenguaje “Jopará”, el dialecto que mezcla español y guaraní.

El protagonista es Víctor, un carretillero de 17 años que trabaja en el Mercado 4 de la ciudad de Asunción, un microcosmos que ocupa casi 8 manzanas en el corazón mismo de la ciudad. Víctor es, además, un soñador: fantasea, sobre todo, con dos cosas, comprar un teléfono móvil de “esos que hacen de todo” y llegar a salir algún día en televisión. Una mañana, el chaval se distrae tanto admirando una de esas telenovelas que pueden verse en los televisores de una tienda del mercado que deja escapar un porte a manos de otro carretillero más avispado, o menos soñador, que él. Preocupado, se mueve entre sus contactos hasta que consigue, a su vez, el encargo de un comerciante que suele contratar a otro carretillero que también se ha retrasado. En todo caso, el encargo no parece de los corrientes. 

Víctor tiene que llevar en su carretilla siete cajas cerradas, cuyo contenido ignora, y mantenerlas a buen recaudo hasta que le llamen al teléfono móvil que le prestan para la misión, para decirle dónde y cuándo entregar las misteriosas cajas. Por supuesto, el recado se complica nada más empezar y el carretillero, interpretado por Celso Franco, tendrá que vérselas con el carretillero a quien ha sustituido, un tipo de muy malas pulgas que encabeza un genial reparto de secundarios realmente excepcionales, también con los propios comerciantes que le han encargado el asunto y hasta con la policía. De modo que la acción, con momentos trepidantes y escenas míticas como las persecuciones de carretillas, empezará a enredarse hasta un final tan original como redondo, en el que el humor negro tiene también su parte.

El rodaje del filme duró 2 meses y en él intervinieron más de 40 técnicos y actores. Con un escenario tan dinámico e interesante como el mercado 4, formado de interminables pasillos donde conviven día a día coreanos, chinos, árabes, judíos y paraguayos, en el que se vende de todo, frutas, carnes, verduras, aparatos electrónicos, ropa, así como chanchullos de mayor o menor importancia, el equipo de producción tuvo que contar con el apoyo de la dirección del Mercado Municipal para la seguridad y la logística, así como con una oficina situada en las inmediaciones o con agentes de la Policía Nacional que acompañaron a los cineastas para algunas secuencias en las que se necesitaron aislar ciertos sectores de la localización. Ahora, Juan Carlos Maneglia asegura que lo importante es que el éxito de la cinta no se quede como un hecho aislado, sino que sirva para alcanzar una cierta continuidad en la industria cinematográfica de un país que sólo cuenta en su haber con 20 producciones, muy por debajo de cualquier otro país de Latinoamérica.
Fuente: elimparcial.es

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