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miércoles, 8 de enero de 2014

“Yo crié e hice estudiar a 8 hijos y nunca toqué una sola moneda ajena”

Lo admite. Isidoro Roa sabe que su hijo tiene que saldar cuentas con la Justicia, y lo acepta.
La honestidad de la familia de don Isidoro Roa, de Caraguatay, fue puesta a prueba. Esta, que es uno de los valores fundamentales que lo sostienen en su vivir diario, salió airosa del error que cometió su hijo.

Don Isidoro Roa tiene 59 años y en su vida ha tocado una moneda ajena, asegura. La honestidad es un valor inquebrantable para él y a tal punto ha influenciado en su familia que uno de sus hijos se vio obligado, por el peso de este valor, a devolver un monto de dinero que había robado.

Este hecho inusual en un mundo donde la sociedad se encuentra agobiada por delincuentes motivó al equipo de ÚH a buscar al señor Isidoro Roa en su natal Caraguatay, Departamento de Cordillera, donde lo encontramos en su lugar de trabajo, en el depósito refrigerado de la Cooperativa Caraguatay Poty Ltda.

"Yo no le obligué (a su hijo Gustavo Roa) a devolver el dinero; él me contó lo que pasó y se mostró arrepentido. Yo le dije que esa es la actitud correcta que debe seguir y lo acompañé a devolverlo", aclara, sentado en una silla de madera, al acceder amablemente a una charla.

Su hijo Gustavo Roa robó unos 35 millones de guaraníes de la Central Paraguaya de Cooperativas (Cepacoop), y el domingo, arrepentido de la acción, los devolvió.

"Él no contó el monto, pero usó 215 mil guaraníes y devolvió todo el resto", indica.

Don Isidoro reconoce que su hijo cometió un error y debe saldar cuentas con la Justicia, pero espera que sea beneficiado con medidas alternativas a la prisión y, en ese caso, se compromete a encargarse de que su hijo no huya de la Justicia.

"Sería bueno que esté acá, en casa; nos va a ayudar para cuidar también a su familia, ya que tiene tres hijos pequeños, entre ellos un recién nacido", añade.

Valores. Don Isidoro hace 12 años que trabaja en la Cooperativa Caraguatay Poty de mañana, y a la tarde cuida su chacra. Menciona que hizo solo hasta el tercer curso, que hoy sería el noveno grado, pero se instruyó en el cultivo y el trabajo en la cooperativa le permitió viajar.

"Para ser honesto no necesitás una formación académica. ¿De qué sirve estudiar y recibirse si después vas a ser un bandido? La honestidad es importante para llevar una vida digna y gracias a eso yo conseguí muchos beneficios", reflexiona el padre de familia.

Revela que desde joven su principal fortaleza para sacar adelante a sus ocho hijos es su honestidad e integridad y que eso lo mantienen también sus hijos, incluso Gustavo.

Siendo de tierra adentro, los valores en su familia son fundamentales y aunque su hijo, "en un momento donde se le ocurrió una idea mala", lo llevó a cabo, destaca que tuvo una actitud positiva y dice reconfortado que no les da la sangre a los Roa para ensuciarse por dinero.

"Yo crié e hice estudiar a ocho de mi familia y nunca toqué una sola moneda ajena, y tampoco quiero usar el dinero de otro para mis gustos, pero el fruto de mi sacrificio sí", acota, finalmente.

FuenteUH

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