El niño habría llegado al Centro de Salud en estado grave. Foto: Juan Agüero.
La tragedia ocurrió durante la tarde del domingo. El niño, hijo de un hombre identificado como Pablo González, ingresó al hospital por problemas respiratorios. Luego de atenderlo, el equipo médico determinó que necesitaba una cama de terapia intermedia.
El problema fue que desde el Servicio de Emergencias Médicas le comunicaron que no había camas disponibles tanto en hospitales públicos como en privados. Recién 4 horas después, consiguieron una en el Hospital Pediátrico de Acosta Ñu, pero su situación empeoró y los médicos de Lambaré decidieron suspender el traslado.
La abuela materna, Clotilde Alvarenga, manifestó en radio Monumental AM que no sabe lo qué pasó. Cuestionó que el médico no haya podido encargarse del traslado del niño. "Estaba la criatura ahí en una piecita donde entraban niños enfermos", sostuvo.
Indicó que el bebé tenía un turno en el Acosta Ñu para un control. Por otro lado, señaló que el doctor le mintió porque le habían dicho que "consiguieron todo", pero finalmente no pasó nada.
El padre del niño anunció a los medios de prensa que accionaría contra el equipo médico que lo atendió, por negligencia.
El médico de guardia de Lambaré, Alberto Rojas, dijo en la misma AM que el bebé falleció de un paro cardiorrespiratorio a raíz de una infección generalizada que se produjo por un cuadro de neumonía.
Reconoció que si hubieran conseguido antes la cama de terapia, el paciente habría tenido más "chance", pero aun así, no se puede garantizar que sobreviviera.
Comentó que el niño ingresó al servicio alrededor de las 7.00 del domingo en estado delicado con shock hipovolémico.
Desde hace 24 horas sufría de vómitos, pero la familia lo había llevado a un "médico empírico" de la zona y en las últimas 12 horas le suministraban infusiones caseras.
La abuela comentó que el niño seguía un tratamiento en Acosta Ñu, cuando preguntaron le dijeron que se debía a su desnutrición. El bebé era anémico, pesaba solo 5 kilos, lo que agravó su situación, indicó Rojas.
A las 18.30, SEME comunica que podrían asistir en Acosta Ñu al niño, pero ante su progresivo deterioro, los médicos decidieron dejarlo en Lambaré e intubarlo. Posteriormente, hizo un paro y los trabajos de reanimación no tuvieron éxito.
Al comunicar el hecho, los familiares comenzaron reaccionar violentamente, según el médico, que relató que se oían las patadas, gritos y hasta amenazas. "A esta gente hay que matarla", escuchó en una oportunidad, lo que calificó como una situación muy desagradable.
UH
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