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martes, 29 de abril de 2014

Prepotente maltrata y atemoriza a una niña

  • Faltaban minutos para que fueran las 09:00 de hoy cuando desde el shopping ubicado en el kilómetro 5 de la avenida Eusebio Ayala cruzaba yo caminando al otro lado de la vereda, hacia una estación de servicios, y fui testigo de una actitud repudiable.
         Niña frente al hombre que la maltrataba. / Gustavo Ortiz periodista de Abc.

Se trata de un hombre, de unos 50 años, que maltrataba con groserías y gritos a una niña de alrededor de 8 años, quien tenía el rostro pálido probablemente por temor.

La niña tenía en la mano derecha un vaso descartable de café u otra bebida que aparentemente el hombre le había pedido que le comprara de uno de los negocios del centro comercial mencionado. Estaba en el paseo central de la avenida aguardando que la calle esté libre para así poder cruzar al otro lado, cuando el sujeto a los gritos y con groserías (irreproducibles en un medio periodístico) le pide que cruzara ya mismo y sin titubear la peligrosa avenida.

El hombre esperaba su pedido al lado de su camioneta de marca Mazda, con chapa número ADR 143, (en la parte trasera no tiene placa, solo adelante), y cuando por fin la pequeña llegó junto a él, le seguía recriminando por no hacer más rápido lo que le solicitó. Hay que mencionar que cruzar dicha vía es difícil incluso para los adultos; más lo es para los niños.

Entonces, sorprendido, me quedo unos segundos a mirar lo que sucedía a la pobre niña y seguidamente reclamé al señor su injusto trato para con ella.

He aquí el diálogo con el regañador:

Testigo: ¿Señor, porqué maltrata a la niña? Eso no es correcto.

Maltratador: Eso no es su problema. ¿Usted tiene hijos?

Testigo: Sí.

Maltratador: ¿A qué te dedicás, en qué trabajás?

Testigo: ¿Por qué tengo que decirle eso?

Seguidamente, el sujeto guarda el vaso con café u otro líquido en su vehículo y ordena a la niña: “traeme mis documentos” y juntos van hacia donde hay vendedores en la vereda y continúa vociferándole.

Yo seguía el episodio desde cerca, en ese momento se acerca un agente de Policía que hacía guardia en la gasolinera y también observa lo que sucede.

El maltratador, al verme aún ahí, me dice: “Todavía seguís aquí, andate”. Le respondo que estoy en mi derecho de permanecer en la vía pública y que no me voy a mover del sitio. Entonces el iracundo sujeto me amenaza con agredirme: “Te voy a pegar”, y se planta frente a mí.

Le contesto: “Adelante, pegame”. No me puse en guardia y me quedé firme. No cumplió su amenaza y me recrimina. “Porqué no te vas a afeitarte y te comprás ropa más linda” (Me dejo crecer la barba y estaba con atuendo de calle, como él). Le respondo que yo estaba bien así y que eso nada tiene que ver en el asunto.

Después miro a la pequeña, que con rostro de temor esperaba más instrucciones del prepotente. Le pregunté a la niña si el señor que le estaba maltratando era su padre, no me respondió ni me miró, seguramente por miedo a sufrir más insultos. La pequeña tal vez provenga del interior y sea una de las tantas “criaditas”, o una hijastra del prepotente.

Seguidamente, preparo mi teléfono celular para sacarle una fotografía al iracundo ciudadano pero no lo conseguí hacerlo cuando estaba de frente, solo cuando se disponía a cruzar la calle junto con la niña. Luego entraron al shopping del lugar.

Le reclamé al agente policial que haga algo y me contestó que yo tenía que ir a una comisaría a hacer la denuncia. Le respondí, “pero si vos sos policía”. Entonces le sugiero –en vano- que llame a la Secretaría de la Niñez o que pida instrucciones a sus jefes.

Esperé en el lugar para que el maltratador volviera junto a su vehículo con la pequeña para observar cómo continuaba la cuestión, pero ya pasó media hora y no retornaron.

Me pongo a disposición de la Secretaría de la Niñez, de la Codeni de la Municipalidad de Asunción o de la Fiscalía para testificar bajo fe de juramento lo ya señalado más arriba, para que hagan algo para rescatar a la pobre niña y sea entregada a su madre o a donde las autoridades del área lo indiquen. Los datos del maltratador lo podrán obtener del número de placa del vehículo Mazda ya mencionado y a mí me pueden ubicar llamando a Abc Color, donde trabajo como periodista.

FuenteAbc

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