Doña Sara Servián muestra las “donaciones” que recibieron.
“Todo lo que no vendieron en sus boliches nos enviaron acá”, señaló molesta doña Sara, al hacer público que una vez más le hicieron llegar verduras y frutas podridas, aunque no pudo precisar de qué empresa, organización o particular provino la “donación”.
Los productos fueron bajados de un camioncito transportador, todo cerrado, según fue lo único que pudo recordar doña Sara.
“Mis hijos no son chanchos. Son paraguayos y sus madres, mujeres trabajadoras, dignas de ser ayudadas”, apuntó, para añadir que si la gente desea hacer caridad con su comedor deben enviar insumos en buen estado.
“Que se abstengan las personas que nos envían este tipo de productos. Nosotros no queremos restos. Este no es un vertedero”, señaló.
Contó que también llegó a recibir ropas sucias, con manchas de sangre incluso. “Eso no es hacer caridad. Ropas en buenas condiciones es lo que necesitamos”, aclaró.
En otro momento dijo que también tuvo conocimiento de actividades que se realizan en su nombre, y pidió que las personas que quieran hacer cualquier evento a beneficio del comedor, le comuniquen primero a ella.
Reconoció que ante tantas necesidades, “falta todo” y que, aunque muchos afectados tienen la esperanza de que las aguas retrocederán pronto, todavía falta mucho para que todo vuelva a la normalidad. “Esto va para largo todavía”, dijo.
Los niños que desayunan, almuerzan y cenan en el comedor “Mitä Raity” de doña Sara, son pobladores de Tablada Nueva, una de las zonas inundadas. De hecho, el local permanente del comedor está bajo agua, por lo que se instalaron provisoriamente en la cancha.
Los productos fueron bajados de un camioncito transportador, todo cerrado, según fue lo único que pudo recordar doña Sara.
“Mis hijos no son chanchos. Son paraguayos y sus madres, mujeres trabajadoras, dignas de ser ayudadas”, apuntó, para añadir que si la gente desea hacer caridad con su comedor deben enviar insumos en buen estado.
“Que se abstengan las personas que nos envían este tipo de productos. Nosotros no queremos restos. Este no es un vertedero”, señaló.
Contó que también llegó a recibir ropas sucias, con manchas de sangre incluso. “Eso no es hacer caridad. Ropas en buenas condiciones es lo que necesitamos”, aclaró.
En otro momento dijo que también tuvo conocimiento de actividades que se realizan en su nombre, y pidió que las personas que quieran hacer cualquier evento a beneficio del comedor, le comuniquen primero a ella.
Reconoció que ante tantas necesidades, “falta todo” y que, aunque muchos afectados tienen la esperanza de que las aguas retrocederán pronto, todavía falta mucho para que todo vuelva a la normalidad. “Esto va para largo todavía”, dijo.
Los niños que desayunan, almuerzan y cenan en el comedor “Mitä Raity” de doña Sara, son pobladores de Tablada Nueva, una de las zonas inundadas. De hecho, el local permanente del comedor está bajo agua, por lo que se instalaron provisoriamente en la cancha.
UN BASTÓN, URGENTE
Al resaltar la cantidad enorme de inundados y la verdadera pobreza en la que se desenvuelven, comentó que en un barrio cercano, hacía solo algunas horas atrás, sacaron de las aguas a varios abuelitos, quienes ya habían sido reubicados con anterioridad.
Resaltó la particularidad de estos casos señalando que son adultos mayores que no pueden caminar, por lo que tuvo que pedir la solidaridad de empresarios y amigos para conseguir sillas de ruedas, pero que falta un bastón para una de las abuelitas damnificadas.
Abc
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