El fin de semana, la ciudad de Pilar y alrededores sufrieron el embate de una intensa lluvia que dejó casi 200 milímetros de agua en un par de horas y que causó la inundación de prácticamente toda la comunidad.
Hoy, la zona está normalizada en un 90%, calculó el gobernador de Ñeembucú, Carlos Silva, en contacto con la prensa. Reconoció que todavía quedan algunos barrios anegados y que tuvieron que abrir una parte del muro en Pilar, en un extremo, para drenar el agua y luego volver a cerrarla. También reconoció que las bombas de agua no respondieron, ya que cumplieron su vida útil y necesitan artefactos nuevos.
“Pero hay que ser honestos: con esa cantidad de agua que cayó, aunque las bombas hubiesen estado en condiciones no hubiesen dado abasto, igual hubiesen colapsado”, admitió. De todos modos, adelantó que ni el municipio pilarense ni la gobernación tienen los recursos necesarios para comprar nuevos equipos, por lo que dependen del Gobierno nacional, quizás mediante ayuda de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY).
Abc
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