Los pasajes eran cobrados con mucha diferencia a su precio real. Foto: Facebook.
Julio Olmedo tenía pensado este mediodía abordar un bus en la Terminal de Ómnibus de Asunción para ir a San Ignacio, Misiones. A las 12:30 más o menos se acercó a la ventanilla de la empresa Rysa y el precio del pasaje casi lo echa de espalda: G. 50.000, cuando debía ser G. 35.000.
Lo denunció ante la Dirección Nacional de Transporte, porque recordó que en los medios oyó que debía actuar así ante esos abusos. Rápidamente se fueron sumando otros. “Un señor denunció que le cobraron G. 70.000 por un pasaje hasta Caapucú, cuando el pasaje debería costar cerca de los G. 25.000”, se quejó Olmedo.
Para su sorpresa, el pasajero encontró pasajeros estafados que se ponían en su contra. “Yo si quiero voy a pagar G. 100.000 nomás también”, le dijo uno, recuerda. Muchos preferían marcharse a pesar de la sobrefacturación.
El bus fue detenido por la Dinatran y se le impuso a la empresa una multa de G. 12 millones. Sin embargo, ninguno de los afectados recibió una devolución.
Aparte de haber cobrado a un precio que no correspondía por los pasajes, la empresa vendía boletos a personas que terminaban encontrándose con la sorpresa de que viajarían paradas.
H
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