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viernes, 2 de septiembre de 2016

Militares, “atrapados” en sus guardias por meses

Más allá de las carencias que padecen las fuerzas del orden en el norte, los días libres en proporción a los trabajados son uno de las principales factores que aquejan a los militares. Las últimas víctimas del EPP llevaban casi tres meses sin descanso.



Datos filtrados a la prensa refieren que los agentes de policía que integran la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) tienen una equilibrada cantidad de días libres, ya que tienen turnos de 15 días ininterrumpidos e igual cantidad para descansar.

Sin embargo son los miembros de las Fuerzas Armadas los que sufren más los rigores de la guerra contra el crimen organizado de Concepción y San Pedro, y esto se agrava de acuerdo al rango que ostenten, con turnos que no son menores a un mes.

Los uniformados permanentes, es decir los Oficiales de la plana mayor o choferes de vehículos, pueden quedar entre 30 a 35 días continuados de guardia en las bases norteñas y en compensación solo reciben un fin de semana para descansar y volver con sus familias, para luego reincorporarse a las filas.

Mientras tanto, el personal de logística, como los cocineros y encargados de los insumos, junto con los de Justicia Militar - los llamados asesores jurídicos - pasan hasta un mes y luego son relevados.

En el siguiente y último nivel, el de los equipos tácticos, se encuentra la proporción más inhumana; se trata de oficiales y suboficiales que antes de ser relevados pueden llegar a permanecer en los destacamentos hasta tres meses, es decir, 90 días alejados de sus familias, lejos de cualquier comodidad y presos del estrés de vivir en una de las zonas más peligrosas de Paraguay en la actualidad.

Félix Fernando Fernández Duarte, Lucio Dejesús Torrasca Galván, Robert Fabián Cañete Pereira, Éder Ramón Arias Cáceres, Hugo Alberto Candia Benítez, Genaro de Jesús Arias Palacios, Pablo Farías y Sergio Daniel López, los últimos ocho hombres asesinados por el autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) formaban parte de los menos favorecidos y como es costumbre en filas castrenses paraguayas, los de menor rango son los más expuestos y que en realidad encabezan la lucha.

Sumado a esto debe resaltarse los reclamos con voces sordas que realizan - les está prohibido hacer medidas de fuerza - como las exiguas comodidades en las que se desenvuelven en las lejanas localidades en las que prestan servicios, como alimentos de baja calidad, camas incómodas y prácticamente nula disponibilidad de tecnologías.

Abc

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