
Sentado en un sillón de cable, en sus manos sosteniendo un espejo y en el otro una maquinita de afeitar, don Marciano Cubilla se rasuraba para estar churro el día de su cumpleaños número 100. A pesar de su edad, el señor no usa anteojos ni bastones para recorrer la casa de sus hijos y nietos.
“Nos sentimos muy orgulloso de tenerlo todavía con nosotros, es un privilegio que Dios nos da, para más está sano”, manifestó Alcides Cubilla, uno de los 50 nietos que tiene el abuelo, quien es fanático del Club Olimpia.
Don Marciano realizó un pedido muy especial a su familiares. Como su esposa falleció hace tres años, él ahora quiere para su novia, aunque sabe que es casi imposible conseguir, por su edad. Por eso, también pidió un televisor, para poder distraerse.
A sus 100 años, el abuelo sigue yendo a la chacra, por su propio gusto, ya que toda su vida trabajó en el campo. Comentó que su esposa casi siempre cocinaba poroto o algún menú que contenga maíz, afirma que por eso sigue viviendo. Hasta los 94 años, su desayuno era maní con coco hervido.
Don Marciano tiene 16 hijos, 50 nietos, 85 bisnietos y 3 tataranietos, que estarán presentes en el festejo que se realizará en Piribebuy, Cordillera. En total estarían cerca de 300 personas. Para el evento, mandaron hacer una remera especial, con la ya famosa frase del abuelo. “Ijetu’u la cochesa, he’i abuelo Marciano”. Aunque pronuncia mal la frase, él así la dice.
Torturado
El cumpleañero contó que en la dictadura sufrió mucho, dos veces cayó preso. “Recuerdo que picábamos las piedras del cerro Tacumbú y derribamos más de 30 metros. También vi cómo murieron muchos de mis compañeros en la pileta, donde los electrocutaban. Recién cuando Alfredo Stroessner cayó, en el golpe de Estado, pude vivir tranquilo”, declaró.
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