Soy muy joven, pero también sueño con jugar alguna vez en España”, añade a quien apodan Pirayú.
De esta ciudad proviene Jessica Martínez, una niña de tan solo 14 años que deslumbró con su selección, por su gran calidad en el campeonato Sudamericano Femenino Sub-17 que se disputó recientemente en Paraguay y en el que la selección anfitriona reservó un boleto para la Copa Mundial Femenina Sub-17 de la FIFA Costa Rica 2014.
Como casi todas las niñas, Jessica comenzó a jugar al fútbol con los chicos. “De los 7 a los 10 años, practicaba con mis hermanos, Aníbal y Javier, que juegan en el club General Caballero de la Categoría Intermedia del fútbol paraguayo.
Fui a la escuela de fútbol de Cerro Porteño donde no me pude quedar porque me dijeron que era muy chica. Pero no me resigné y fui a probar en el Olimpia y ahí sí ya quedé”, explica la futbolista.
Los inicios no fueron fáciles porque en la mente de algunos, el fútbol todavía es cosa de hombres. Por suerte, su familia la impulsó a seguir su sueño. “Jugaba con mis hermanos y quería ser como ellos.
Me sorprendí porque no pensé que iba a tener el apoyo de mi madre, pero cuando me dijo que sí me puse muy feliz. Gracias a mis padres estoy acá, en la selección”, asegura quien hoy defienda la camiseta número 9 de la selección sub-17 albirroja
“Cuando empecé había gente que no me hablaba, incluso me decían que el fútbol no era para las mujeres, pero después de hacer dos partidos cambió el panorama”, continúa esta goleadora de raza del Olimpia donde se siente muy satisfecha por el apoyo del club a la sección femenina, aunque considera que aún hay mucho camino por recorrer para desarrollar este deporte en Paraguay: “Todavía falta que algunos clubes se involucren más.
Somos diez equipos por ahora y eso no es suficiente. También faltan las escuelas de fútbol para comenzar a los 7 u 8 años y llegar con mayor experiencia a la selección”.
Talento y sueños
Su talento no pasó desapercibido y el seleccionador Julio Carlos Gómez la incluyó en la nómina para el Sudamericano Femenino Sub-17, disputado en setiembre. “Me sorprendí mucho. No creí que iba a jugar en la selección y menos que iba a jugar un sudamericano. Pero estoy feliz porque salió todo bien. Lloré mucho cuando me llamaron de la selección. Soy chiquita y había otras compañeras que jugaban muy bien”, recuerda.
La emoción no fue más que en ascenso pues la Albirrojita triunfó en el clasificatorio y se hizo con un boleto para participar en la cita mundial que se celebrará del 15 de marzo al 5 de abril del año próximo en Costa Rica. “Representar a mi país es lo máximo, es una felicidad que no se puede explicar”.
“Y sueño con llegar mucho más lejos aún, representar bien a mi país y hacer un gran campeonato. Soy muy joven, pero también sueño con jugar alguna vez en España”, añade a quien apodan Pirayú (pez aguja), para concluir: “Soy feliz jugando al fútbol”. /FIFA.com / hfd.
FuenteLN
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