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domingo, 27 de octubre de 2013

La vida de un diputado en Suecia y en Paraguay

Por más que lo intentó, el Profe solo pudo encontrar diferencias. ¡Y eso que tardó una semana en tratar de encontrar las similitudes!



Plenario de la Cámara de Diputados, en Suecia. El rollete está laburando.

Se hospeda en un departamento de 40 m2 los días que debe estar en la capital para desarrollar sus actividades legislativas.

Sí, es un diputado sueco. Su lugar de descanso es pequeño, pero confortable. Está contento, pues al diputado vecino le tocó un departamento de 18 m2. Tiene un escritorio, una sala dormitorio y un sanitario, no tiene cocina, debe compartir en el mismo edificio una comunitaria, a la que también tienen acceso colegas de departamentos vecinos. Tampoco tienen lavarropas, excepto en el lugar comunitario.

Al amanecer se traslada al Poder Legislativo en tren, colectivo o taxi. No tiene chofer, secretaria, asesor, niñera ni tereré tykuaha. Se prepara un termo de te y algunas mantequillas para amortiguar el hambre. Escuchó bien. Paga de su bolsillo. Dice que no ve razón alguna para que el dinero del contribuyente sea invertido en lujos para un legislador.

En su notebook tiene docenas de proyectos de ley, legislaciones comparadas de todo el mundo, internet a full para cosas serias, no ve pornografía dentro del Parlamento, no desafía con moquete al colega, no usa pañoleta por el cuello, no hace hurras, llega a hora a sesiones, casi no falta, una vez iniciada la sesión se queda quieto en su banca, cuando un colega habla al pleno le respeta, raras veces habla por celular, no duerme durante las sesiones y respeta al presidente de la Cámara.

Estoy hablando de la vida que lleva un diputado en Suecia, uno de los países con menor nivel de corrupción y de pobreza en el mundo.

El diputado en Paraguay




Plenario de la Cámara de Diputados, en Paraguay. El rollete está... ¡ausente! ¡Pero, a fin de mes cobran todo!

Esta fauna política está integrada por primates pícaros, coimeros, farsantes, tramperos, magos, ere eréa.

Generalmente sesiona una vez o máximo dos a la semana. Cuando lo hace llega en poderosas 4x4 del año, con chofer, algunos casi no asisten nunca. Si asiste, duerme profundamente, permanentemente entra y sale de la sala, puede ser para recibir a una mortaluchi o modelo, o a un correlí, a un vendedor de bingo o quinielero. Al presidente de la Cámara nadie le respeta, nadie le da bola. Al colega parlamentario no le respeta, lo puede desafiar en cualquier momento en la sala o que salga ikaria’yrõ.

Pero como algo faltaba preguntar, justo en estos días la prensa destapó la olla que Domingo Laíno había prometido. Una serie de barbaridades cometidas por nuestros legisladores: La lista completa de funcionarios con que cuenta la institución

¡Para qué! Hypy, jagua to’u nde bola. Ante el pedido, la negativa del presidente de Diputados fue de inmediato, acompañado por varios diputados, se destapó la olla. La gente, indignada por el secretismo, comenzó a colaborar con los medios de prensa para desnudar a varios groseros que disfrutan de las tetas del Estado por décadas. Ex mboriahu que hoy son megamillonarios.

La perrada denunció cómo trafican influencias sin ruborizarse, logrando el nombramiento de sus ta’yra, vecinas, serviha, pokyra, tereré tykuaha, kapelu, dúo, compi, arma, mitã jokoha, la vieja, el sombrero, todos con jugosos salarios en cargos que deberían ser ocupados por personas idóneas.

Varios de los desvelados se indignaron. Ha’ekuéramakatu la ipochyva. En vez de avergonzarse se pasaron repartiendo amenazas como “ Andá llorale a tu abuela”, “Nda peremediamo’ãiko”, “Tenemos derecho a poner gente de confianza”, “ La ley nos ampara” y otras groserías de estos parásitos.

Amigo lector, con todo esto, solo nos queda una cristiana resignación. Amén.
FuenteC

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