Presidente Mujica |
En la reunión celebrada en Mendoza en junio del año pasado, los jefes de Estado de dicho bloque decidieron intempestivamente, la suspensión del Paraguay. Una decisión en franca violación del tratado constitutivo del Mercosur, así como de la Convención de Viena en lo que refiere al derecho de los tratados.
Y ello a pesar de que la destitución del presidente Lugo se llevó a cabo de acuerdo a la Constitución paraguaya y de que las suspicacias manifestadas por los vecinos gobernantes resultaron bien desacertadas, dado que a los 6 meses se llamó a nuevas elecciones, tal como fue anunciado en aquel entonces.
Capítulo aparte en la ignominia alrededor de este suceso, ha sido la forma en que haciendo uso y abuso de su mayoría parlamentaria, el Frente Amplio forzó en el parlamento uruguayo el ingreso de Venezuela y que el Sr. Maduro hoy ocupe la presidencia, aunque su incorporación haya carecido de la debida ratificación del congreso paraguayo.
A tamaña " desprolijidad" se suma el reciente levantamiento de la suspensión por parte de los otros miembros del Mercosur, frente a la falta de motivos que la pudieran justificar, sin atender el lógico reclamo paraguayo de ocupar la presidencia como le corresponde, entregándosela en cambio, al heredero de Chávez, quien ocupa una posición viciada de ilegitimidad. Por lo expuesto anteriormente, lo menos que se podía esperar de parte del presidente Mujica era la mayor moderación vis a vis el injuriado Paraguay, más allá de que también Brasil y Argentina se han embarrado con el mismo lodo.
Sin embargo, el primer mandatario uruguayo una vez más, se fue de boca. Se permitió ironizar con la situación y hasta lanzar una suerte de amenaza. Tal vez inflamado con el eufórico reencuentro con su antiguo mentor guerrillero, el dictador Fidel Castro, muy suelto de cuerpo declaró en un reportaje que le hizo la agencia cubana Prensa Latina, que estaba dispuesto a "regalarle a Cartes, (presidente electo que asume el 15 de agosto) todas las presidencia que puedan tocarle a Uruguay, además de recordarle que los paraguayos eran quienes más necesitaban del Tratado, por ser una nación sin salida directa al mar.
A tamaña " desprolijidad" se suma el reciente levantamiento de la suspensión por parte de los otros miembros del Mercosur, frente a la falta de motivos que la pudieran justificar, sin atender el lógico reclamo paraguayo de ocupar la presidencia como le corresponde, entregándosela en cambio, al heredero de Chávez, quien ocupa una posición viciada de ilegitimidad. Por lo expuesto anteriormente, lo menos que se podía esperar de parte del presidente Mujica era la mayor moderación vis a vis el injuriado Paraguay, más allá de que también Brasil y Argentina se han embarrado con el mismo lodo.
Sin embargo, el primer mandatario uruguayo una vez más, se fue de boca. Se permitió ironizar con la situación y hasta lanzar una suerte de amenaza. Tal vez inflamado con el eufórico reencuentro con su antiguo mentor guerrillero, el dictador Fidel Castro, muy suelto de cuerpo declaró en un reportaje que le hizo la agencia cubana Prensa Latina, que estaba dispuesto a "regalarle a Cartes, (presidente electo que asume el 15 de agosto) todas las presidencia que puedan tocarle a Uruguay, además de recordarle que los paraguayos eran quienes más necesitaban del Tratado, por ser una nación sin salida directa al mar.
Los comentarios fuera de lugar y en ese tono, encima realizados mientras estaba en el extranjero, cayeron muy mal, como era de esperar, en tierra guaraní. Así quedó de manifiesto con la respuesta de tenor semejante, hecha por el actual presidente paraguayo, Federico Franco, al decir de Mujica que "evidentemente tiene un buen conocimiento de la geografía". Se sumó luego la declaración de repudio adoptada por la cámara de representantes de Paraguay, en la cual se "rechaza y repudia los exabruptos verbales del presidente Mujica, quien en varias instancias ha desentonado y humillado al Paraguay, específicamente por la actitud firme y soberana que ha adoptado ante la clara violación del Tratado de Asunción".
Mientras Mujica se toma en broma la penosa actuación que se ha tenido con el país que fuera nada menos que el anfitrión cuando la firma del Tratado y le recuerda su mediterraneidad, no está de más echar una mirada sobre la actualidad paraguaya. Los pronósticos que hace un año atrás le auguraban al Paraguay un crecimiento del 13 %, con un PIB que llegaría a los US$ 33.000 millones, el más alto de la región, este año se confirmaron al terminar el primer semestre.
Mientras Mujica se toma en broma la penosa actuación que se ha tenido con el país que fuera nada menos que el anfitrión cuando la firma del Tratado y le recuerda su mediterraneidad, no está de más echar una mirada sobre la actualidad paraguaya. Los pronósticos que hace un año atrás le auguraban al Paraguay un crecimiento del 13 %, con un PIB que llegaría a los US$ 33.000 millones, el más alto de la región, este año se confirmaron al terminar el primer semestre.
En un contexto de altas regalías eléctricas y buenos precios de productos básicos, con una buena gestión fiscal obtuvieron una serie de superávits fiscales. El ratio de la deuda bruta respecto del PIB, bajó desde más del 30% al 10%, entre 2003 y 2011. La economía paraguaya se estima crecerá en un promedio de 5% por año, en el próximo quinquenio. Desde 2003 el incremento real fue de una media del 4%, más que duplicando la tasa de la década anterior y el PIB per cápita aumentó en ese lapso, un 21%. Si bien la producción agroganadera es lo principal, al igual que aquí, hubo notorio crecimiento en otros sectores.
Fuente: elpais.com.uy
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