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jueves, 22 de agosto de 2013

Paraguaya vive una pesadilla en Turquía

María Estela Domínguez López (27) cumplió una pena de tres años en una prisión de Estambul, Turquía, tras caer como “mula” cuando transportaba droga.


Desde hace un mes aguarda ser repatriada al Paraguay en una comisaría de deportaciones. Su condena fue de seis años y medio, pero por buen comportamiento y arduo trabajo en la cocina y la hilandería, le rebajaron la pena.

“La situación aquí ya es desesperante. Solo quiero regresar al Paraguay. En la prisión por lo menos recibía comida dos veces al día, pero ahora para sobrevivir todo es plata, todo cuesta dinero y ya llevo un mes esperando”, nos relató vía telefónica Estela Domínguez, oriunda de Alto Paraná, desde el sitio donde se encuentra en Estambul.

Con la pena cumplida, su libertad en la mano y el pasaporte listo, aguarda conseguir el pasaje para retornar. El padre de su hijo menor de diez años acudió a la Secretaría de Repatriados y Refugiados Connacionales para solicitar ayuda. Sin embargo, en estos momentos nada se puede hacer por la etapa de transición, según le dijeron.

Todo comenzó en abril del 2010, cuando la mujer fue contactada por unos traficantes para que transportara la “mercadería” hasta El Cairo, Egipto, con escala en Estambul. Ella trabajaba como peluquera y manicurista en Asunción, pero su familia estaba atravesando por un difícil momento, cuando le ofrecieron pagar 5.000 dólares por “un trabajo”.

Pero el viaje se convirtió en pesadilla cuando fue detenida en el área de tránsito del aeropuerto de Estambul, la escala previa a El Cairo. Terminó en la cárcel de mujeres condenada a seis años y medio. Allí debió intentar aprender el turco, trabajó durante dos años en la cocina y un año en una hilandería dependiente del reclusorio, donde realizaba tareas de planchado.

En el penal conoció a otras tres paraguayas que también estaban cumpliendo condena. Una de ellas había ido embarazada y tuvo a su bebé en la cárcel. También están presos unos veinte hombres por distintos casos, en su mayoría, tráfico de drogas.

“La situación en la cárcel es muy difícil. Hay muchos paraguayos todavía. Soy la primera afortunada en salir en libertad, pero hay compatriotas con 12 y hasta 15 años de condena”, dijo con la voz acongojada y con gran ansiedad por regresar.

Estela Domínguez tiene dos hijos en Paraguay; un niño de diez años, que vive con su padre en Asunción, y otra menor de once años que quedó con la abuela en Ciudad del Este. “Con mi hijo me comunico cada vez que puedo, pero de la nena no sé nada desde hace tres años”, menciona.

Explicó que, si bien no reciben maltratos, la situación es muy penosa por el idioma y por el costo de vida, aparte de la añoranza de la familia y la patria. “Yo vine porque mi familia necesitaba, y fui utilizada. Era la primera vez, pero me salió mal. Me agarraron con la droga (cocaína). Yo ni siquiera sabía cuánto había en la maleta que me entregaron ya al momento de viajar. En los papeles después figuraban que se trataba de un kilo con setecientos gramos”.

Debido a que estaba en tránsito, le dieron una condena baja, pues a todos los pillados con destino a Turquía les dan muchos años más de pena, refiere al mencionar que ni siquiera conoce a las personas que le entregaron la “mercancía”, pues no le quisieron dar sus nombres ni sus teléfonos.

La estadía en la prisión no es nada fácil lejos del país, afirma, al señalar que no pueden recibir visitas, pues solamente se permiten los padres o hermanos. No obstante, recibió asistencia constante de la consulesa honoraria del Paraguay en Turquía y de parte de las autoridades de la Embajada paraguaya en el Líbano.

El ingenio para sobrevivir

Estela Domínguez lleva un mes esperando recibir el pasaje para retornar al Paraguay en el sector de deportados de una comisaría que queda a unas dos horas por tierra de Estambul.

Para poder sobrevivir, improvisa de peluquera para las chicas que tienen más dinero y también están en proceso de deportación. “Hay deportadas que vienen aquí por uno o dos días esperando que les llegue el pasaje que les envían sus familiares. Entonces yo les peino y les hago planchitas, y así logro juntar un dinerito para la comida y el agua. Pero ya no puedo estar aquí por mucho tiempo, y mi familia no está en condiciones de enviarme el pasaje”, lamenta.

Con la voz ganada por la angustia y la ansiedad en varios momentos de la conversación telefónica, insistió en lo difícil que fue para ella haber estado tres años encerrada, sin recibir visitas de familiares y con las cartas o noticias que le decían que su hijo estaba enfermo y sin poder ayudarlo.

Insistió en que está muy arrepentida por haber dejado su país y que ahora quiere regresar lo antes posible para dedicarse a su profesión de peluquera y manicurista, aunque gane poco y pase necesidades.

Varios están en cárceles

El fiscal en asuntos internacionales del Ministerio Público, Juan Emilio Oviedo, confirmó que actualmente existen varios casos de paraguayos que están presos por diversos cargos, especialmente narcotráfico, en las cárceles de Turquía.

Comentó que es bueno que la gente tome conciencia de esta situación y no caiga en las redes de los traficantes o criminales que los reclutan para el traslado de substancias prohibidas, porque fácilmente terminan condenados en las prisiones de ese país a varios años de cárcel.

Refirió que en estos momentos se estudia la posibilidad de llegar a un acuerdo con el Gobierno turco a fin de que los compatriotas vengan a completar su condena en Paraguay, teniendo en cuenta la dificultad del idioma y la situación por la que atraviesan lejos de sus familiares.
FuenteAbc

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