Él era viudo pero quería rehacer su vida. Cosa que, a los 60 años, no es tan fácil como cuando uno tiene 25, 30 pirulos. Sin embargo, tuvo suerte y encontró una mujer de 51 años, hoy, al igual que otras 15 parejas, iban a dar el "sí" en un gran casamiento que estaba previsto en la catedral de Ciudad del Este.
Todo comenzó de acuerdo a lo planificado. Alrededor de las 9 de la mañana, los felices novios y sus padrinos comenzaron a llegar. La mayoría de los casamenteros eran, en realidad, parejas formadas, con vida en común e hijos. Solo que el gran sueño seguía siendo casarse por iglesia.
Cerca de la hora fijada, los organizadores llamaron a los novios para ubicarse frente al altar. Entre ellos estaba Modesto Espínola, el supuesto viudo con deseos de "comenzar todo de nuevo."
Por su parte, las novias se formaron a la entrada de la catedral. Entre ellas estaba María Antolina Burgos, probablemente nerviosa y ansiosa en su vestido de blanco.
Por alguna razón, el inicio de la ceremonia se demoró un poco, aunque todo estaba en orden. O parecía estarlo.
De pronto, el celebrante apareció cerca de las novias y le habló al oído a María Antolina. Casi al mismo tiempo, se escuchó el grito de otra mujer que estaba dentro de la Catedral, sosteniendo de la mano a un niño descalzo.
“¡Cómo se van a casar, sinvergüenzas! ¡Él tiene familia! ¡Acá está su hijo! No me teman a mí, pero ténganle miedo a Dios, que no va a permitir algo así, caraduras!”, dijo en gran voz la doña y rompió a llorar.
Sin embargo, Modesto acusó el golpe y salió por un costado de la catedral. María Antolina se borró del lugar y la mujer con el niño que pegó el grito al cielo también salió corriendo y llorando del recinto.
Luego, como si nada hubiese ocurrido, el padre Fabio Recalde casó a las otras 15 parejas.
El gran casamiento es una ceremonia que ya se convirtió en tradición en Ciudad del Este. Se realiza desde el 2001, especialmente en este día, en la víspera del aniversario de fundación de la capital del Alto Paraná, que mañana cumple 57 años.
FuenteC
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