- Un hombre falleció atragantado anoche en Capiatá. Sus familiares denunciaron que no lo recibieron en el Centro de Salud de Areguá.
El cumpleaños de una vecina del barrio San Roque de Areguá era el motivo de reunión entre lugareños de la zona, quienes se juntaron para el asado.
En medio de conversaciones distendidas y bromas, Román Caballero Cáceres (59), de profesión albañil, se atragantó con un pedazo de carne asada, por lo cual casi no podía respirar.
Con la lógica desesperación, los vecinos reaccionaron y llevaron a Román en automóvil al Centro de Salud local, que se encontraba a cuadras del lugar, creyendo que allí encontrarían la solución.
Al llegar el Centro, lo encontraron cerrado pero con las luces encendidas en su interior. Entonces tocaron el timbre, gritaron e incluso rompieron uno de los vidrios, pero nadie se dignó a abrirles la puerta.
Los vecinos alzaron de nuevo a Román en el auto y lo llevaron al hospital de Capiatá, donde llegó con vida pero no aguantó y, pese al esfuerzo de los médicos, finalmente falleció. Dejó huérfano a cuatro hijos, reportó este jueves el periodista Víctor Ruiz.
En medio de conversaciones distendidas y bromas, Román Caballero Cáceres (59), de profesión albañil, se atragantó con un pedazo de carne asada, por lo cual casi no podía respirar.
Con la lógica desesperación, los vecinos reaccionaron y llevaron a Román en automóvil al Centro de Salud local, que se encontraba a cuadras del lugar, creyendo que allí encontrarían la solución.
Al llegar el Centro, lo encontraron cerrado pero con las luces encendidas en su interior. Entonces tocaron el timbre, gritaron e incluso rompieron uno de los vidrios, pero nadie se dignó a abrirles la puerta.
Los vecinos alzaron de nuevo a Román en el auto y lo llevaron al hospital de Capiatá, donde llegó con vida pero no aguantó y, pese al esfuerzo de los médicos, finalmente falleció. Dejó huérfano a cuatro hijos, reportó este jueves el periodista Víctor Ruiz.
REPUDIO Y DEFENSA
Los trabajadores del Centro de Salud admitieron que no abrieron las puertas, pero por temor a que los vecinos fueran asaltantes o patoteros.
La licenciada Perla Núñez detalló que estaba en compañía del médico de guardia Faustino Rodas, un enfermero y una licenciada en enfermería.
Indicó que cerraron la puerta principal para cenar, debido a que en la zona hay mucha inseguridad y el Centro no cuenta con guardia de seguridad. Repentinamente, escucharon los golpes y gritos, por lo cual se escondieron, ante el temor de que se trate de delincuentes.
“Rompieron el vidrio, no tocaron el timbre, ni tampoco indicaron que tenía un paciente; pensamos que eran ladrones, nos asustamos y nos escondimos”, comentó la licenciada.
Los allegados a la víctima increparon a los funcionarios, responsabilizándolos de la muerte de Román.
Fuente: ABC
Los trabajadores del Centro de Salud admitieron que no abrieron las puertas, pero por temor a que los vecinos fueran asaltantes o patoteros.
La licenciada Perla Núñez detalló que estaba en compañía del médico de guardia Faustino Rodas, un enfermero y una licenciada en enfermería.
Indicó que cerraron la puerta principal para cenar, debido a que en la zona hay mucha inseguridad y el Centro no cuenta con guardia de seguridad. Repentinamente, escucharon los golpes y gritos, por lo cual se escondieron, ante el temor de que se trate de delincuentes.
“Rompieron el vidrio, no tocaron el timbre, ni tampoco indicaron que tenía un paciente; pensamos que eran ladrones, nos asustamos y nos escondimos”, comentó la licenciada.
Los allegados a la víctima increparon a los funcionarios, responsabilizándolos de la muerte de Román.
Fuente: ABC
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