La perrita, abandonada junto a la casa inundada en el barrio Cerrito del Bañado Norte.
Una improvisada expedición periodística en canoa por los sectores inundados del Bañado Norte se transformó en una pintoresca operación de rescate de una perrita que se hallaba completamente abandonada, sentada sobre una pequeña palangana de latón, haciendo equilibrio sobre un balde y un tablón de madera, en medio de la vasta extensión de agua desbordada.
El animal llevaba allí varios días, casi sin poder moverse y sin poder alimentarse.
Cuando nos aproximamos con la precaria embarcación, apenas pudo moverse, entre el miedo y la situación de inanición que arrastraba.
Rogelio, el joven poblador ribereño que accedió a llevarnos en su canoa, fue quien le puso un lazo por el cuello, para luego tratar de que suba a la canoa.
La operación no resultó fácil, ya que la perrita estaba casi paralizada, temblando de frío y de temor, pegada a la pared de la casa inundada, y no respondía a los llamados para que aborde la canoa.
Finalmente pudo subir y ser llevada hasta la costa más cercana, distante aproximadamente a medio kilómetro del lugar, en el sector denominado Cerrito, del barrio Tablada Nueva, al final de la calle Lombardo.
En el lugar, la voluntaria Carla Hernández, de la organización Adoptame, se encontraba regresando en otra canoa, donde también había logrado rescatar a otro perro.
"Yo vine en realidad a buscar a un perrito muy pequeño, de color blanco, que según se publicó en un medio de comunicación, estaba sobre el techo de una casa inundada, pidiendo auxilio. Con un canoero fuimos a buscarlo, pero ya no lo encontramos. Ojalá ya haya sido rescatado, pero lo que más tememos es que haya perdido fuerzas por la falta de alimentos, se haya caído al agua y se haya ahogado", dijo Carla.
Un hogar para Moisanita
La voluntaria de Adoptame se hizo cargo de la perrita que el equipo de pudo salvar, y junto al otro animal rescatado, la trasladó hasta el hogar refugio que mantiene la organización, buscando encontrar familias que deseen adoptarle.
La perrita que logramos rescatar fue bautizada con el peculiar nombre de Moisanita, buscando un equivalente femenino al bíblico de Moisés, "salvado de las aguas".
"No solamente los seres humanos sufren con la inundación, también las mascotas, y ellas son las más olvidadas ante la emergencia. Por eso acudimos a ver si podemos dar una mano", explica Carla Hernández.
Hasta ahora, unas 20.000 personas se han visto afectadas por la inundación en la capital y unas 100.000 en todo el país, según datos del Comité de Emergencia Nacional. Con 5,64 metros de altura, el río Paraguay ha alcanzado un pico máximo de su nivel, como no lo ha hecho en los últimos 15 años.
La historia de Moisanita es apenas una anécdota mínima y peculiar, en medio del inmenso drama que viven muchas familias compatriotas. Pero al menos esta pequeña historia ha tenido por ahora un final feliz.
FuenteUH
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