Por ejemplo, si usted compra todos los días una gaseosa de G. 5.000, en una semana habrá gastado G. 25.000 (considerando una semana laboral de cinco días), mientras que para el mes ya alcanzará los G. 100.000. En un año, llegará a G. 1.200.000, cifra elevada considerando el gasto superfluo que uno hace y que en realidad podría estar ahorrando.
"Gasto hormiga se denomina a los pequeños gastos superfluos cotidianos que sumados en un periodo de tiempo pueden llegar a desequilibrar el presupuesto", apuntó la economista Adriana Bock.
Los ejemplos que citamos son una posible explicación de por qué parece haber una "fuga" que la gente no detecta hasta que empieza a analizar detalladamente en qué gastó el dinero.
Sobre cómo identificar los costos extras que se tiene y empezar a reducirlos, Bock sugirió llevar por un periodo de tiempo un registro pormenorizado de en qué gastamos, para de este modo estar seguros de qué gastos hacemos "improvisando", sin una necesidad determinada. Los resultados de este ejercicio serán sorprendentes, según la consultora.
"Anotar diariamente todos los gastos que realizamos nos permite detectar justamente esos gastos innecesarios para ayudarnos a tomar consciencia de la necesidad de cambiar de hábitos. De esta manera se evitarían esas pequeñas pero contantes fugas de dinero, que a largo plazo suman mucho", agregó.
Para esto, no es imprescindible andar cargando con un lápiz y papel todo el día. Quienes tengan un smartphone simplemente pueden descargar una aplicación en el celular que no solo les permitirá anotar en qué gasta, sino que le generaría al instante estadísticas y presupuestos tentativos, de modo a hacer un mejor análisis de en qué gasta. Actualmente, hay muchas opciones de programas para el teléfono móvil que hacen este trabajo, inclusive en algunos de menor gama vienen predeterminados.
Justamente, para tener un gasto más ordenado, es vital hacer un presupuesto, de modo a trazarse una meta, ya sea para el día a día o mes a mes.
Para elaborar el mismo, existen pautas a seguir. "Hay que distinguir primeramente los diferentes tipos de gastos: los fijos en general son compromisos ya adquiridos en el presupuesto y que no se pueden limitar, por ejemplo, el alquiler o una cuota. En cambio, existen otros variables, como supermercado o combustible, y en especial los superfluos como paseos, salidas, etc., a los que sí podemos poner un límite. Lo ideal es que los gastos no variables no superen el 25% de los ingresos, y los variables el 13%", recomienda Bock.
Justificación. La razón por que incurrimos en pagar por artículos innecesarios es a veces la ansiedad o una forma de ser compulsiva, según la psicóloga Daisy Abente.
"Esos pequeños gastos que uno hace diariamente, a veces sin planificarlos, en muchos casos, son consecuencia de estados ansiosos, compulsivos o sin delimitarse un objetivo previo. En ocasiones, el dinero es utilizado por las personas para satisfacer necesidades impuestas, necesidades falsas, evasión de problemas emocionales, compensaciones ante carencias, demostración de estatus o poder. Esos gastos "hormiga" a la larga repercuten en la salud financiera", señaló.
Se debe ser conscientes de las limitaciones financieras, para no tener que lamentar consecuencias posteriores. "Hay que darle al dinero el valor y el lugar que debe tener. No utilizarlo para suplantar carencias, vacíos y resolver problemas", concluyó.
FuenteUH
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