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miércoles, 2 de abril de 2014

El 61% de la población “educa” con los golpes

  • El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia en Paraguay confirma que la violencia como método de "disciplina" es aceptada, pese a que no se admite que un menor reaccione contra un adulto. 
¿Por qué estaría bien golpear a un niño, niña y adolescentes si no está socialmente aceptado golpear a un adulto o a una mujer para resolver los conflictos? ¿Acaso no son personas iguales e inclusive más indefensas? pregunta la UNICEF.

​La filmación del castigo físico del que fue objeto una niña de 7 años por parte de su madre y su posterior difusión en las redes sociales, ha despertado nuevamente en la sociedad un debate sobre la eventual diferencia entre corrección mediante el castigo corporal y violencia extrema. Los hechos muestran que ambas formas de corrección no pueden ser aceptadas y que es muy fácil sobrepasar el límite.

Un estudio realizado por Unicef y la ONG BECA en Paraguay en el año 2009, en una población representativa a nivel nacional de niños y niñas en edad escolar, reveló que el 61 % recibía algún tipo de violencia por parte de su familia, demostrando que este es un método de disciplina culturalmente aceptado.

Un aspecto llamativo es que la mayoría de los casos de violencia están catalogados como del tipo grave con un 35% (golpes con objetos, patadas, quemaduras, etc.), frente a 13% de violencia psicológica y 13% de violencia física leve (por ejemplo nalgadas). El maltrato psicológico es aquel que implica menosprecio e insultos entre otras cosas. Esto es relevante si tenemos en cuenta que la mayoría recordó haber recibido más castigo físico severo en el país entre los 3 y 5 años.

Los especialistas, señalan que los niños pequeños frecuentemente no recuerdan por qué se les golpea y sólo evitarán comportarse mal si sienten una amenaza inminente de ser golpeados. Este tipo de castigo les lleva a ciertos comportamientos por puro temor: no les ayuda a querer comportarse bien, ni les enseña autodisciplina ni alternativas.

Cuando un progenitor deliberadamente inflige dolor en un niño parte de la lección para el niño o niña es que el progenitor es una fuente de dolor a ser evitada; incluso a la edad de dos años, los niños castigados físicamente se distancian de sus madres en comparación con otros niños y niñas que no lo son.

Muchos niños y niñas reciben este tipo de trato de sus familiares más cercanos con la intención de que “obedezcan, aprendan o se eduquen” sin que los adultos se percaten de que están incurriendo en una situación de maltrato.

Una encuesta realizada por Unicef en Paraguay en el año 2010, también puso en evidencia de que los padres golpeaban a sus hijos al perder la paciencia o al perder el control de sus actos.


Fuente: HOY

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