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lunes, 3 de noviembre de 2014

Lo que celebran los stronistas

¿Cuál es la fuerza que empuja a un pueblo a aplaudir a sus propios verdugos? ¿Cuál es la fuerza que puede lograr que la postración moral, económica e intelectual de una nación, sea agradecida por quienes se ven forzados a sufrirla? Preguntas que nos hacemos hoy.

Es 3 de noviembre, "fecha feliz" para quienes aprovechan el aniversario del nacimiento del dictador Alfredo Stroessner Matiauda para reivindicar sus largos 35 años de opresión y latrocinio.

Esas preguntas tienen respuesta y la respuesta es el engaño. El engaño es la fuerza responsable de tan extraña exhibición de masoquismo. Los admiradores del régimen stronista pretenden hacernos creer que celebran décadas de "paz y progreso", más no es eso lo que en realidad celebran. Nos mienten.

Nos mienten. Admiten que en los días de "El General" se cometieron una serie de violaciones a los derechos humanos, como ser la tortura, el exilio y el homicidio practicado contra miles de compatriotas, lo admiten pues es algo difícil de negar ante la abrumadora evidencia (los propios stronistas documentaron sus crímenes en el "Archivo del Terror"); pero quieren hacernos creer que tales prácticas estaban justificadas porque solamente se ejercían contra guerrilleros comunistas armados hasta los dientes y dispuestos a destruir la sociedad de un día para otro.

Stroessner se mantuvo durante 35 años en el poder. Foto: AFP.

"Se registraron aproximadamente 18.564 asesinatos -comunes- durante el mandato de Stroessner .

Podemos explicarles que este intento de justificación que nos dan es absurdo, pues tales prácticas son propias de mafias organizadas y no de un Estado, y jamás fueron necesarias en Finlandia (que vivía pegada a la mayor potencia comunista) y en otros países democráticos que figuran desde hace mucho tiempo entre los países con menos criminalidad en el mundo. Pero probablemente no lo entenderán o no les interesará. Mejor vamos a enfocarnos en por qué es una mentira.



Los stronistas nos dicen que no había crimen. Estos periódicos de la época lo desmienten. Nos mienten, porque saben que mintiendo repetidamente algo queda.

Augusto Roa Bastos fue uno de los mejores escritores paraguayos, no un guerrillero, José Asunción Flores y Herminio Giménez tampoco fueron guerrilleros, fueron músicos extraordinarios. Sin embargo todos ellos fueron expulsados al exilio, al igual que tantos otros brillantes exponentes de la cultura y la intelectualidad paraguaya. Tampoco eran una amenaza para la sociedad los niños Melchor Rolón (13) y Apolonia Flores (12), catalogados como "terroristas" y torturados, ni lo era Julia Ozorio Gamecho, esclavizada sexualmente a los 13 años al igual que muchas otras niñas, por una cúpula militar que se daba a todo tipo de perversiones con total impunidad.

Mario Arzamendia Flores rondaba los 61 años, era repartidor de la revista católica 'Sendero', fue torturado hasta la muerte en el Departamento de Investigaciones. ¿Su crimen? Haber tocado la puerta de Mario Schaerer Prono -quien era perseguido por pertenecer a un grupo disidente- para hablar con él sobre la revista. La policía también tenía como práctica común secuestrar a los familiares de quienes eran buscados, como método de presión hacia ellos. Lo mismo puede decirse de un inmenso número de casos que dejan en claro que la violación de derechos humanos era aplicada a pacíficos ciudadanos por un régimen que hacía lo que se le antojaba, y no cosa reservada para criminales. Los grandes criminales, los genocidas nazis refugiados en el país, los contrabandistas, los grandes narcotraficantes, no solamente no eran perseguidos, eran protegidos.

Acepar

Nos dicen que Stroessner era un eficiente constructor de obras, era todo lo contrario. Se ha calculado que con lo que se invirtió en construir ACEPAR, se podrían haber construido diez metalúrgicas como ACEPAR. A pesar del inmenso gasto, la planta industrial nunca llegó a producir siquiera la mitad de lo que se estimó que tenía que producir. Gastó por diez, nos dio solo uno y que ni siquiera funciona bien, pretenden que a eso le llamemos eficiencia y aplaudamos.

Antelco

Elogian a Stroessner por ANTELCO, cuando en realidad esta telefónica estatal fue fundada varios años antes de Stroessner. Lo que si hizo el régimen de Stroessner fue administrar la empresa durante 35 años. ¿Cuál fue el resultado? En 1990, tan solo un año después de la caída del tirano, nuestros vecinos brasileros tenían 65 teléfonos por cada 1000 habitantes, los argentinos tenían 93 teléfonos por cada 1000 habitantes, los paraguayos teníamos... 27. Usted ha leído bien, 27 (VEINTISIETE) teléfonos por cada mil habitantes. Tener un teléfono en Paraguay significaba un lujo que se podía obtener después de varios años de trámites engorrosos, quizás hasta el Pombero podría haber logrado algo mejor como presidente.

Lap

Líneas Aéreas Paraguayas (LAP), otra obra de la que se jactan los adoradores del régimen. Una empresa que operaba con pérdidas y que coleccionaba bloopers, como accidentes o incluso el colmo de haber aterrizado un avión en un aeropuerto equivocado. Hay personas que dan testimonio de haber volado en esta aerolínea y no haber pagado por tener algún contacto amistoso adentro, y otras que no tenían contacto alguno pero que la empresa recién se acordó de pedirles que paguen el pasaje después de 10 años de realizado el vuelo (y cuando ya expiraba la obligación legal de pagar), cuando LAP iba a privatizarse y querían hacer un amague de arreglar sus cuentas. Era una empresa tan inútil que ni se preocupaba por cobrar las tarifas establecidas para su servicio, en un país donde pocas personas volaban, la mayoría de la población tenía que poner dinero para subsidiar los viajes de una pequeña minoría.


Corposana y otras

Lo mismo puede decirse de CORPOSANA, encargada de la provisión de agua potable que en 1989 todavía no pudo suministrar agua potable a muchas zonas de la mismísima capital de la república y sus alrededores próximos (la situación en el interior era peor), la Industria Nacional de Cemento (INC), PETROPAR y otras empresas públicas incompetentes que solo eran eficientes como excusa para poner como "planilleros" a los amigos, parientes y correligionarios, y para saquear las arcas públicas.


Obras públicas

Festejan las pocas rutitas que hizo Stroessner en nada más y nada menos que 35 largos años, tratan de disimular el hecho de que en 1989, a pesar de todo el tiempo que tuvieron y la enorme cantidad de recursos que manejaron, los hombres de la dictadura todavía ni siquiera pudieron conectar con rutas pavimentadas ciudades históricas y capitales departamentales como Concepción, San Pedro del Ycuamandiyú y Pilar.


Itaipú

No podemos dejar de mencionar Itaipú, esa obra colosal que fue producto de la capacidad de los técnicos y del apetito creciente por energía de un Brasil que movió las piezas necesarias para que se construya la hidroeléctrica, y no de la capacidad de gestión de nuestra dictadura. Con Itaipú entró al país una cantidad de dinero impresionante, una oportunidad para dar un salto adelante y transformar un país pobre en un país próspero. Se desperdició la oportunidad. Itaipú benefició al Paraguay, es cierto; pero no gracias a Stroessner sino a pesar de él.

Nos mienten. Repiten una y otra vez que Stroessner eliminó la delincuencia en el país. Falso. Por un lado omiten considerar que hay situaciones que no son producto de gobiernos sino de épocas. No existían motochorros en 1965, es cierto; ¿pero cuántas personas tenían motos en ese tiempo? A diferencia de hoy, tener una moto no era tan fácil y común, y aún suponiendo que una persona con malas intenciones haya adquirido una moto, ¿qué iba a robar? Cualquiera que haya sido víctima de motochorros sabe que salen en busca de celulares, algo de cierto valor y que todo el mundo tiene, y en ocasiones también les sale un "dame tu champion". No es un secreto que en aquel tiempo nadie tenía celulares y los championes de marca no eran tan comunes como en la actualidad. Asaltar a una persona en la calle no era una actividad muy lucrativa, no era Stroessner, era la época.

Y dicho esto hay que agregar, que si bien no había motochorros y cierto tipo de actividades delictivas, si existían delincuentes, y muchos. Se vendieron alrededor de 135 mil automóviles y 15 mil camiones robados entre 1978 y 1988, estamos hablando de casi la mitad de los vehículos de esa época, y esto a menudo se hacía con la protección y complicidad de autoridades del gobierno. Se registraron aproximadamente 18.564 asesinatos durante el mandato de Stroessner (asesinatos "comunes", sin contar los perpetrados por policías y militares), equivalente a más de la mitad de nuestros muertos en la Guerra del Chaco. Si preguntamos a las autoridades del Colegio San José si alguna vez uno de sus alumnos fue secuestrado y asesinado, nos dirán que el único fue Mario Palmieri (14). Adivinen durante el gobierno de quién.

Si tomamos un periódico de ese período y comparamos su sección de judiciales con uno de hoy, podríamos encontrar una cantidad similar de homicidios en las páginas de ambos periódicos, a pesar de que la población en ese entonces era mucho menor que la del 2014. Claro que hoy los asesinatos salen en todos los noticieros y nos muestran cadáveres y llantos con música dramática de fondo a la hora del almuerzo, y antes de 1989 los asesinatos se manejaban con mucha más discreción, e incluso eran objeto de censura, algo que le sirve de ayuda a los stronistas a la hora de mentirnos y decirnos que antes todo estaba tranquilo.Los stronistas nos dicen que no había crimen. Estos periódicos de la época lo desmienten. Nos mienten, porque saben que mintiendo repetidamente algo queda.

Nos mienten. Aseguran que antes se vivía mejor, pero en realidad, a ninguno de ellos les gustaría que la policía los acose y haga informes sobre sus actividades cotidianas, como tampoco les gustaría tener que pedir permiso al comisario para celebrar un cumpleaños o algún acto social, ni les gustaría que se les prohíba salir tarde de noche, que se les pida la baja en los colectivos y en cada esquina, siendo enviados a algún cuartel distante en el Chaco en caso de no tenerla a mano. No les gustaría que ponerse a leer un libro y no leer otro, sea una decisión del gobierno y no de ellos, o que se les niegue la libertad de ver una película, de escuchar una canción. A las mujeres stronistas no les gustaría que se les prohíba jugar fútbol, por ser "incompatible con las condiciones de su naturaleza". A los stronistas tampoco les gustaría tener que emigrar a Argentina a buscar trabajo, como lo tuvieron que hacer cientos de miles de paraguayos, ni les gustaría tampoco que la policía se meta en sus asuntos personales, como su vestimenta o su peinado. Era exactamente eso lo que ocurría en tiempos de Stroessner, y sin embargo nos dicen que eran días mejores que tienen que regresar.

Nos mienten. Tuvieron el poder absoluto durante 35 años, tiempo que les resultó suficiente a países como Corea para pasar de ser uno de los países más pobres a uno de los más ricos. Durante ese tiempo el régimen al que tanto defienden tuvo servida en bandeja de plata la oportunidad de elevar a este sufrido país a un destino de prosperidad y bienestar envidiables, y ese mismo régimen decidió tirar esa oportunidad al basurero de la historia. Esto no puede dar causa para celebrar, es por eso que nos mentirán y nos dirán que celebran otra cosa; pero cuando escuchemos sus bombas, sus llamadas a la radio y sus reivindicaciones en redes sociales y otros espacios, evitaremos ser confundidos por sus disfraces retóricos, habremos de saber lo que realmente los stronistas celebran: corrupción y mediocridad.

Nos mienten.

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