En fila uno al lado del otro bajo una carpa de plásticos y banderas paraguayas y brasileñas, los ciudadanos indicaron que están decididos a quedarse hasta que el Estado les dé una solución a sus reclamos.
Otras tres mujeres y un anciano se han ofrecido a sumarse al particular modo de protesta la próxima semana, dijeron.
“Lo que más duele es pasar la Navidad acá sin ver a la familia, es triste escuchar la música navideña en la radio”, manifestó Rosa Cáceres de 52 años, cuyo marido, extrabajador de la represa, se encuentra enfermo en Ciudad del Este, a unos 400 kilómetros de Asunción, y al cargo de sus diez hijos y cinco nietos.
Cáceres confiesa que en realidad también le duelen los clavos. “Es muy doloroso porque por accidente me clavaron dos dedos juntos, pero se aguanta”, aseguró.
“Los hombres ya llevaban una semana y no cambiaba nada, yo vine para que se ablande el corazón de los duros. Nos crucificamos porque Dios se crucificó para salvarnos a todos”, dijo la mujer.
Los otros crucificados, Roberto Rosales, de 61 años, Roque Samudio, de 58, y Gerardo Orué, de 49, se sienten algo más agotados que Cáceres pero aseguran que continuarán por su reclamo: que se les paguen los beneficios retroactivos contemplados en el protocolo de 1974, que sí cobraron los brasileños que participaron en la construcción de la represa de mayor producción del mundo.
“Dios quiera que nuestro presidente nos ayudara y pudiéramos pasar la Navidad con la familia. Siempre hay esperanza”, declaró Roberto Rosales desde su cruz apoyada en el suelo rodeada de un altar con un esmerado Belén navideño.
“Vamos a pasar Navidad, Año Nuevo, los Reyes y todo si no vienen soluciones”, dijo Teodorico Franco, un portavoz de la coordinadora de extrabajadores de Itaipú y contratistas que agrupa a 9.500 exempleados, de los casi 40.000 que levantaron la represa.
Según Franco, el asesor jurídico del presidente Horacio Cartes, Sergio Godoy, les dijo a los extrabajadores que ya entregó el documento con los reclamos a Itaipú.
“Y estamos esperando la respuesta de Itaipú hasta este momento y nadie apareció. Si no viene solución no nos vamos a ir de acá, vamos a morir todos acá”, declaró el hombre.
La crucifixión va acompañada de la abstinencia de alimentos sólidos, con el objeto de disminuir las defecaciones, e incluso racionar la cantidad de líquido para orinar lo menos posible y no provocar movimientos bruscos.
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