Los after office revolucionarios surgieron como respuesta de la ciudadanía a sonados casos de corrupción.
El índice es considerado un referente en la lucha contra los delitos económicos. Las mejores notas globales de la más reciente edición ubican positivamente a países de Dinamarca, Nueva Zelanda y Finlandia, mientras que relega al furgón de cola a Somalia, Corea del Norte y Sudán.
En contrapartida, Paraguay y Venezuela son los países percibidos como más corruptos de América Latina, mientras Uruguay y Chile son vistos como los más transparentes, según el ranking global de la ONG Transparencia Internacional (TI).
Si bien muchas personas aceptaron la "calificación" del país, algunos sectores mostraron su disconformidad. Carlos Jorge Biedermann, presidente de la CAP, aseguró que el ranking no es válido porque existen países "en peores condiciones".
También, dijo que si bien existe corrupción se notan la confianza y el progreso en el país por las nuevas inversiones que se están radicando.
"Reconocemos que hay corrupción y que perjudica principalmente al sector formal. Pero no podemos aceptar que nos tilden tan alegremente de corruptos y que nos pongan al nivel de otros países. Esto nos perjudica para atracción de inversiones, a nivel de inversiones y daña la moral", indicó.
Asimismo, manifestó que la forma de ir cambiando esta imagen del país que tienen en el extranjero es con la formalización del trabajo y exigiendo cada vez más a las instituciones públicas. Acotó que si simplemente se termina aceptando el informe de la oenegé, de alguna manera también se estaría justificando a la corrupción.
Problemas metodológicos
El analista económico Stanley Canova no ocultó su sorpresa por la malísima posición que recibió Paraguay. "No pude evitar mi sorpresa a tal dato sabiendo que en Paraguay se está trabajando hace años en luchar contra la corrupción y la "vieja política" del caudillismo", dijo.
Señaló que hay esfuerzos en el país y en ciertos sectores se está dando prioridad a la "meritocracia" al momento de elegir a los mejores hombres y mujeres para los cargos públicos. "Muchas reformas se han hecho como la Ley de Acceso a la Información Publica, el Crisema para la elección de Magistrados, el Registro Único de Becas y varios otros", destacó.
Comentó que el reporte del TI evidencia algunos problemas metodológicos que pudieron haber influido en la nota final de Paraguay. Comentó que cada país debió ser "clasificado" en diferentes categorías y que en el caso paraguayo, en algunos ítems, por motivos no aclarados, no existió tal evaluación.
"Aplaudo la iniciativa de TI en la lucha contra la corrupción pero quiero saber de dónde quitan las informaciones y por ende nuestra calificación tan baja. Fueron 12 los clústers que se utilizaron para el estudio, Paraguay solo estuvo en 5. El valor final que tiene cada país es el promedio de los puntajes obtenidos", manifestó. Expresó también la necesidad de que como país se haga algún tipo de reclamo o aclaración.
"A grandes rasgos no puedo estar de acuerdo con tener al Paraguay a un nivel parecido al de Venezuela. Tantas cosas se han realizado en los últimos años para mejorar nuestra gestión como país, siempre luchando contra la corrupción", manifestó.
"Debemos ver por qué estamos en una posición muy, pero muy incomoda a nivel internacional, cuando es precisamente nuestra intención proyectarnos como una nación conectada a los mercados y tendencias internacionales", expresó.
Esfuerzos insuficientes
El analista político Benjamín Fernández Bogado señaló que en Paraguay no hay esfuerzos suficientes para revertir la percepción de impunidad de la sociedad. Comentó que existe a nivel local una hipersensación de que las cosas corruptas no se combaten como debiera y mientras eso siga alto es poco probable que salgamos de la incómoda posición en que estamos.
"La política de lucha contra la corrupción no ha sido constante ni efectiva por lo que la percepción ciudadana hacia ella continua siendo alta. Es fácilmente medible ese fenómeno en el anverso de la corrupción que es la impunidad.
En el país tenemos más de 60 mil órdenes de captura sin efectivizarse y solo un 5% de quien comete un delito es procesado y de ese porcentaje solo el 1% es condenado. Con estos números no hace falta ser muy inteligente para darse cuenta del porqué la sensación de corrupción y de impunidad es alta", manifestó.
Agregó que la percepción de que Paraguay es un país corrupto poco cambió desde que se tiene más noción del funcionamiento de lo público y de lo privado. "La dictadura, la forma política más perfectamente corrupta, no permitía difundir los casos. La democracia trajo la libertad de expresión, pero no hemos mejorado la respuesta institucional para reducirla", expresó.
Finalmente, resaltó los efectos negativos que puede tener la alta percepción de impunidad y corrupción que hay en el país. "No es buena porque puede terminar generando un rechazo a la política. Los buenos no quieren entrar a ella porque saben cuáles son los códigos y eso se convierte en un círculo vicioso perjudicial a la democracia.
Hay un malestar en la democracia que habría que evitar que se convierta en un malestar contra la democracia. Los autoritarios disfrutan de nuestra incapacidad de no corregir los hechos corruptos y buscan justificarse y retornar sobre esa falencia", indicó.
Expresiones contra la corrupción
Lo que sí parece ir cambiando en Paraguay es la tolerancia hacia la corrupción. Una muestra podría los autoconvocados "after office" revolucionarios, convocados por algunos casos significativos en los últimos años que "indignaron" a cierto sector de la ciudadanía: La niñera de oro de Víctor Bogado, los caseros de José María Ibáñez pagados con dinero del Estado, las interminables paladas iniciales de Enrique Salyn Buzarquis, son algunos ejemplos.
Justamente, otra muestra de que la paciencia está disminuyendo es el recientemente difundido Museo de la Corrupción, que nace por esa necesidad de que el pueblo no olvide los casos más significativos, como los citados anteriormente, en un ingenioso archivo que cuenta con la creatividad de artistas como Dave Mac Cruz, Manuel Rolón, Gustavo Barrios, Ana Calvo, Edgar Brandon Almada y Pau Benabarre.
Existe la esperanza de avanzar, salir adelante, y sacarnos la pesada "mochila" como país de que convivimos diariamente con la corrupción. La ciudadanía es la principal responsable, de elegir a autoridades que honren sus puestos y de que no deje que la impunidad sea un común denominador en la sociedad.
H
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