Oscar Acosta, presentador de noticias de Telefuturo fue el encargado de divulgar la información mediante un contacto telefónico con el equipo periodistico encargado de la investigación.
De acuerdo a la información proporcionada por el responsable de la investigación, el periodista Víctor Pesoa, los comerciantes de la ciudad de Encarnación hicieron llegar hasta el canal versiones de que incluso los montos que se pagan para que los productos pasen el puesto de control se han elevado, en algunos casos de G. 150.000 a G. 250.000.
A raíz de este hecho, el equipo de prensa preparó un trabajo de investigación periodística de forma a comprobar las denuncias en la zona fronteriza.
Para ello, un integrante del equipo de investigación del canal, Óscar Soler, acompañó a una de las personas que diariamente hacen pasar los productos traídos de Argentina. “Llamativamente, según la crónica del canal, el vehículo Toyota de color blanco en el que se desplazaban fue uno de los pocos que fueron demorados”.
Además, denunciaron que el subjefe de resguardo aduanero, Julio Patiño, en el acta labrada adjudicó de lo acontecido solo al investigador, no así al chofer del vehículo.
Asimismo, se constató que otras varias cargas de aceite sí pudieron pasar todos los controles.
UNA FALTA ÉTICA
No deja de llamar la atención la manera en la cual se planteó este trabajo periodístico, teniendo en cuenta que casi todos los códigos de ética y los manuales de estilo en el mundo, insisten significativamente en la necesidad de que, al recolectar información, el periodista deberá utilizar medios leales. El Grupo Vierci (Ultima Hora, Telefuturo, La Tele y otros) posee un código de ética aprobado y consensuado por sus propios periodistas.
En opinión del maestro Javier Darío Restrepo, responsable del Consultorio Ético de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) se entienden por medios leales, “los que son legales, además los que son respetuosos de los derechos de las personas y los que mantienen la transparencia del periodista”.
Agrega que las referencias de los códigos a prácticas desleales como el uso de cámaras escondidas, grabaciones de conversaciones sin autorización del interlocutor, invasión a la intimidad de las personas, compra de información o actividades de espionaje, tienen un elemento común: en todas esas formas de obtener información hay el proceder del detective privado o del espía que, con tal de obtener su objetivo, no reparan en la naturaleza de los medios que utilizan. “Las prácticas desleales para obtener información, puesto que son furtivas, no permiten una recolección científica y cuidadosa de los datos y convierten en temerarias las conclusiones que impone el conocimiento fragmentario, incompleto y apresurado de los hechos. Hay una diferencia entre los resultados de la investigación de un espía o de un detective privado y los del periodista”.
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