Hace poco menos de un mes que el primer médico maká del país regresó a la Comunidad Qemkuket, ubicada a unos 30 kilómetros de Asunción, desde Cuba, donde estuvo becado para estudiar en la Escuela Latinoamericana de Medicina.
El médico insistió en la necesidad de aumentar la inversión en la salud y aseguró que los trabajadores sanitarios necesitan enfocarse en la prevención, ya que muchas de las afecciones que padecen los indígenas son prevenibles, como la diarrea, las alergias por picaduras de insectos o las enfermedades respiratorias.
Benítez también lamentó que los trabajadores de la salud que visitan su comunidad semanalmente solo repartan medicamentos y no provean una atención integral a las más de 200 familias que viven en el sitio.
“Vienen y el que se siente mal se va a retirar su medicamento, pero para prevenir cosas y enseñarle a la comunidad, eso no lo hacen”, sostuvo.
También lamentó el estado de abandono en el que se encuentra el puesto de salud de la comunidad.
“El puesto de salud que tenemos aquí es muy precario, está abandonado, las ventanas están rotas y las puertas no tienen candado”, dijo a Efe Benítez.
El doctor explicó que los niños de la comunidad están “expuestos a intoxicarse” ya que los “pocos medicamentos” que tienen disponibles en el puesto no están protegidos bajo llave.
Igualmente lamentó que aún no haya accedido a la oportunidad de realizar su pasantía médica, lo que necesita para convalidar sus estudios en Paraguay.
“Estoy a la espera de hacer mi pasantía y mientras tanto, seguiré luchando por estar aquí y mejorar la calidad de vida en esta comunidad”, concluyó.
El Poder Ejecutivo paraguayo promulgó esta semana la Ley de Salud Indígena, que promueve la atención sanitaria universal para los pueblos indígenas de forma acorde a sus pautas culturales.
El proyecto contempla la creación de una Dirección Nacional de Salud Indígena, dependiente del Ministerio de Salud Pública, pero con fondos y recursos humanos propios, indígenas y no indígenas.
Pese a ello, la mayor parte de las comunidades nativas del país no disponen de centros de salud y tienen que desplazarse a zonas urbanas para recibir asistencia, según la Coordinación Nacional de Pastoral Indígena (Conapi).
Entre las enfermedades más comunes que padecen los nativos se encuentran los cuadros gripales o la tuberculosis, cuyo desarrollo se ve afectado por las condiciones económicas y sociales en que viven muchos miembros de pueblos indígenas, de acuerdo con la misma fuente.
Según datos del Ministerio de Salud Pública, los indígenas son los más afectados por la tuberculosis, junto con las personas privadas de libertad y quienes viven en situaciones de extrema pobreza.
La población indígena paraguaya asciende a 116.000 personas, aproximadamente el 1,7 % del total. El 76 % de ellos se encuentra en situación de pobreza extrema, según datos del estatal Instituto Nacional del Indígena (INDI).
H
No hay comentarios:
Publicar un comentario