Personas con diferentes tipos de problemas se acercan a diario hasta la oficina ubicada en el ex Seminario Metropolitano, para pedir ayuda a los “expulsademonios”. Si bien no existen estadísticas, solo el martes recibieron 20 casos, cuyos expedientes ya fueron abiertos, señalaron.
El diácono Bernardo Figueredo, uno de los integrantes de la Pastoral, contó que gente de todas las edades llegan para contar su testimonio. “Tenemos desde jóvenes, adultos, hasta gente mayor pidiendo atención”, sostuvo.
Explicó que entre los males que más aquejan a la gente se encuentran las depresiones. Hay gente que escucha voces, que no puede conciliar el sueño y otras a las que no les salen las cosas. En este último grupo se encuentran aquellas que aseguran haber sido empayenadas.
“A eso se los llama ‘vejaciones’, cuando hay una intervención, una perturbación que puede afectar la salud, los afectos y derivar en separación, división; como también pérdida de clientelas, en el caso de los negocios por ejemplo, así como cuando se hacen maleficios, hechizos”, explicó Figueredo.
Protocolo
Ante estos casos, se debe seguir el protocolo para poder discernir de qué tipo de perturbaciones se trata y así evitar caer en un error a la hora de implementar una cura.
“A veces son objetos y, otras, se les ataca a las personas; para eso hay que evaluar los casos”, dijo. Si existe un objeto con payé, los exorcistas pueden trasladarse hasta las casas y buscar aquello que fue utilizado para hacer el mal. Si son las propias personas las atacadas, toda la familia debe involucrarse en el tratamiento que consiste en la evangelización durante 4 sábados.
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