“El secreto está en no dejarse llevar por el bombardeo de promociones, sino asentar cabeza y analizar la realidad financiera: qué debo, cuánto puedo cancelar, cuánto tengo que ahorrar y cuánto puedo usar para darme un premio por el año de trabajo que se va. Cada persona es diferente y no hay fórmula perfecta”, señala Canova.
Por su parte, Bock explica que como el aguinaldo es resultado de todos los salarios percibidos durante el año, no tiene mucha lógica aplicarlo todo en gastos de un solo mes. Lo ideal sería distribuirlo lo mejor posible dentro del presupuesto anual.
“Es recomendable utilizar una parte del mismo para po- nerse al día o adelantar cuotas de créditos, disminuir o cance- lar las deudas de las tarjetas y otra parte del mismo reservarla para los meses de enero y fe- brero en los cuales suele existir un desfasaje presupuestario resultante de los gastos extras de diciembre y de los que se generan por el inicio del año lectivo: matrículas, útiles esco- lares, uniformes, etc.”, agrega.
Una alternativa es establecer una prelación de gastos: deuda, ahorro y consumo, añade Canova.
“Si se tiene deudas importantes que la cuota supere el 30% del ingreso mensual, es recomendable tratar de pagar la deuda”, sugiere.
AHORRO e inversión. Si no hay deudas, se pasa al ahorro. “Sugiero que por lo mínimo se aplique a un ahorro del 10% al 15% del aguinaldo en instrumentos financieros (bonos o CDA), de manera que le otorgue al ahorrista una alta liquidez en caso de necesitar ese dinero”, manifiesta.
Bock recomienda que dependiendo del monto, y siempre y cuando no hayan quedado compromisos financieros pendientes que generen intereses, evaluar opciones de inversión como iniciar un pequeño negocio.
FuenteUH
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