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viernes, 8 de enero de 2016

Paraguayos explotados en Punta del Este

Al menos diez trabajadores paraguayos fueron rescatados de un restaurante en Punta del Este, Uruguay, al constatarse que trabajaban en pésimas condiciones y en forma ilegal en dicho local gastronómico, que es considerado un clásico de la ciudad veraniega.

En enero de 2013 se hizo el anuncio de la apertura del popular restaurante uruguayo en Asunción.

Cuando se habla de verano en Punta del Este, uno rápidamente lo relaciona con vacaciones, playa, sol y descanso. Sin embargo, para muchos paraguayos, ir a Punta significa aprovechar la temporada para trabajar, ganar un dinero extra importante y luevo volver al país para enfrentar el año. Fue así que un grupo de al menos diez paraguayos fue a trabajar en el restaurante "El joven Marino", pero la aventura laboral terminó con denuncia sobre posible explotación en condiciones totalmente arbitrarias de trabajo.

La intervención, que se realizó el pasado 30 de diciembre pero recién trascendió en estos días, fue encabezada por la Inspección General del Trabajo y la Seguridad Social (IGTSS), dependiente del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) de Uruguay. Este organismo tuvo que tener el acompañamiento de la propia policía local para poder intervenir, ya que el propietario del local, identificado como Carlos Marrero –empresario que también abrió el mismo local en Asunción– impidió en principio que los interventores de la Inspección de Trabajo puedan ingresar.

Una vez dentro, los inspectores –que estuvieron bajo la coordinación de Gerardo Rey- y los policías, se percataron de la presencia de al menos 10 trabajadores paraguayos (cinco hombres y cinco mujeres) que no tenían documentación alguna; es decir, sin ingreso al país ni contrato de trabajo, y algunos ni siquiera contaban con documentos de identidad. Comprobaron además que los mismos trabajaban bajo condiciones precarias, ya que no podían salir del local y dormían en el depósito del restaurante, en donde debían compartir un solo baño. No tenían ni siquiera cama.

La historia de estos paraguayos saltó al tapete luego de una denuncia realizada por dos trabajadoras del Restaurante, quienes se acercaron hasta el Sindicato Único Gastronómico y Hotelero del Uruguay (SUGHU) tras ser despedidas del local. Así confirmó Óscar Andino, directivo del gremio en conversación telefónica con ABC Color. El sindicalista dijo que una vez que recibieron la denuncia, la trasladaron inmediatamente hasta el Ministerio del Trabajo, ente que actuó de manera casi inmediata.

Según el relato de Andino, la denuncia fue tramitada el miércoles 30 de mañana y esa misma tarde, los inspectores de la Inspección General del Trabajo ya hicieron la intervención -con apoyo policial- del restaurante, considerado un local clásico y “top” dentro de la ciudad veraniega. Anteriormente, el restaurante se llamaba “El Viejo Marino” y cambió de nombre hace poco tiempo por Nuevo Marino. “Los intervinientes descubrieron las condiciones lamentables en las que estaba trabajando esta gente. No tenían lugar dónde dormir, se juntaban en el depósito” comentó Andino.


Carlos Marrero (foto de El Omnívoro).

De acuerdo con la denuncia realizada por las trabajadoras, los paraguayos llegaron a Punta del Este en una de las camionetas del empresario Marrero a principios de diciembre para trabajar en el restaurante. Supuestamente, llegaron con el compromiso de que Marrero los deje volver a Asunción después de trabajar toda la temporada de verano. Siempre de acuerdo al relato de Andino, basado en la denuncia de las trabajadoras, algunas de las mujeres decidieron renunciar antes –teniendo en cuenta las condiciones adversas en la que estaban trabajando- pero las mismas fueron despedidas, sin pago alguno, además se quedaron sin recursos para intentar volver al país.

Esto motivo a que las trabajadoras finalmente denuncien el hecho, lo que provocó la intervención, mediante el cual se comprobó todo lo que se había denunciado ante el Ministerio del Trabajo. “Me dijeron que incluso la Policía contra delitos internacionales va a intervenir, porque al comprobarse la presencia de personas trabajando sin las más mínimas condiciones laborales, podría configurarse el delito de la trata de personas” señaló igualmente Andino, quien se expresó absolutamente indignado por la situación en la que se encontraban trabajando los paraguayos.

CONSULADO, SIN DENUNCIA

Alcides Albariño, cónsul general paraguayo en Montevideo, confirmó a nuestro diario que no recibió ninguna denuncia sobre esta situación, pero que de igual manera se presentó en el restaurante para hacer las averiguaciones del caso, teniendo en cuenta que la cuestión tomó estado público. “Nos hicimos eco de la publicación y fuimos a averiguar por nuestra cuenta. Fuimos a indagar por nuestra cuenta. Hablé con el dueño del restaurant, que el año pasado ya tuvo problemas similares, y me aseguró que no es como se presentó la cuestión” señaló Albariño.

El diplomático indicó que, de acuerdo a lo conversado con Marrero, las dos trabajadoras que decidieron dejar el trabajo y volver al Paraguay fueron atendidas por el Banco de Provisión Social, la institución pública de servicio médico en Uruguay, para supuestamente demostrar que no tuvieron problemas físicos o maltratos. Albariño identificó a las trabajadoras paraguayas como Evelyn Jiménez y Dionisia Acosta, ambas mayores de edad, quienes finalmente abandonaron el restaurante antes de lo previsto, pero dijo desconocer si fueron ellas las que denunciaron el caso. “Según lo que yo pude averiguar, nuestras compatriotas se encontraron con trabajo muy pesado por el horario y la cantidad de gente que recibe ese restaurante. El señor Marrero me dijo que en estos días me va a enviar los documentos sobre la liquidación de pago y los contratos firmados con estas trabajadoras” aseveró Albariño.

Comentó además que hasta ahora, al menos 8 paraguayos siguen trabajando en el local. “Vamos a seguir haciendo las averiguaciones en la medida de nuestras posibilidades, porque no tenemos ninguna denuncia formal, pero sí sabemos de las intervenciones realizadas por las autoridades uruguayas” afirmó el cónsul.

“EL PARAGUAYO NO PROTESTA”

En una animada entrevista que publica El omnívoro al empresario Carlos Marrero de octubre de 2013, el empresario uruguayo hace referencia a la apertura de su restaurante en Asunción, que inauguró en marzo de ese año.

“El paraguayo no protesta, sabe que hay que esperar 20 minutos para la preparación del plato, no hay reclamos. Hubo una vez un apagón aquí y no voló ni una mosca. Esto sucede en Punta del Este y ocurre un alboroto”, dijo Marrero a dicho medio, especializado en publicaciones sobre gastronomía en nuestro país.

La presencia del “Viejo Marino” en Asunción despertó la alegría de un sector de la sociedad paraguaya, teniendo en cuenta el prestigio de dicho local en Punta del Este, en donde se ganó el respeto con su variedad de platos a base de mariscos y pescados. Su inauguración contó conla presencia de varios empresarios e invitados especiales, quienes pasaron una velada agradable en dicha ocasión.

“Estamos tan cómodos en Asunción, nos ha gustado tanto la ciudad que amerita el costo de cerrar y año a año vamos a repetir lo mismo. Vamos hacer una reinauguración y empezar de vuelta” , aseguró igualmente Marrero en la entrevista con el Omnívoro. En efecto, su restaurante abre casi todo el año pero en la temporada de verano cierra sus puertas en Asunción y se traslada a Punta del Este, en donde ya se ganó un nombre y se lo considera un punto tradicional. 

APENAS UN ENCARGADO

El periódico “La diaria”, en su portal web, hace alusión a una nota con Marrero. El empresario dice que en “El Joven Marino” (ex El Viejo Marino) es apenas “un encargado, un empleado más” del lugar y que está buscando reunir todos los papeles para demostrar que no hay ninguna irregularidad con la presencia de los extranjeros trabajando en el local gastronómico.

Abc

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