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lunes, 30 de noviembre de 2015

Caacupé: Segundo día de la novena de la Virgen fue una verdadera fiesta

Una multitud ayer se congregó en torno al Ykua de la Inmaculada para abastecerse del líquido sanador.

La misa central de ayer domingo, a cargo de monseñor Lucio Alfert, congregó a miles de fieles católicos.



Como cada año, la festividad de Caacupé está cargada de tradiciones. Por un lado, sobresale la religiosidad popular y por otra, las actividades recreativas. Una de las costumbre que persiste es que ni bien termina la misa central el pueblo se vuelca hacía el Ykua de la Virgen, donde se abastece de abundante agua que muchos consideran como el líquido sanador de numerosos males.

“Es cuestión de fe”, decía ayer una persona mientras intentaba ingresar en medio de la multitud para cargar su botella. La peregrinación de los promeseros de diferentes puntos del territorio nacional también es una costumbre que persiste a través de los tiempos.

Otro hecho muy característico de la festividad mariana es la visita a los puestos de ventas de artesanías, donde la mayoría compra la imagen de la Virgen, del Niño Jesús, de los ángeles, alcancías con la figura del chanchito, entre otros artículos novedosos. La venta callejera de las velas de color azul tampoco faltaron ayer al igual que los rosarios con la imagen de la santa patrona de los paraguayos.

Diego Núñez, comerciante y artesano de la zona, comentó que las imágenes de la Virgen confeccionaron desde hace cuatro meses atrás de manera a que puedan satisfacer los requerimientos de la clientela.

A estas actividades se suman los quermés, los juegos de azar, las calecitas, los autitos chocadores, que ya están listos a la espera de los visitantes. Los puestos de venta de las butifarras y las chipas, también están instalados en diferentes sectores de la capital del departamento de la Cordillera.

Llegada tardía de Jinetes

Aunque se hicieron esperar por casi más de una hora y media, los jinetes y las amazonas llegaron de distintos puntos del país hasta la Basílica de Caacupé, cargados con abundantes víveres no perecederos que donaron a iglesia en honor a la Virgen, promesa que cada año lo cumplen al pie de la letra, según dijeron.

LN

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